day three ;;

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   « Cada momento qué paso con el es inevitable que mi rostro este colorado tan solo un momento.
   Igualmente cada vez que Sorey se acerca a mi ya sea por un simple abrazo o una sonrisa suya dedicada a mi hace que mi corazón late con intensidad. Y cada vez en donde simplemente sus labios hacen una tenue curva ante cierto gesto no puedo evitar mirarlo de reojo.
   Seguramente seré bruto por no saber con exactitud lo que significa esto, no quiero sacar conclusiones así como así tan repentinamente...
   Pero puedo afirmar que esto es algo lo cual nunca he sentido antes por alguien más. Y de alguna forma por no saber la razón me inquieta... »

     – ¡Mikleo!~ – La voz del castaño parecía escucharse como si ya hubiera pronunciado su nombre un par de veces más, pero al verlo llegar cansado se podría pensar que estaba intentando alcanzarlo en una carrera. Y de cierta manera era así.

     – Uff, después de tanto tiempo sigues siendo el más veloz entre nosotros dos

     – Hay algunas cosas que no van a cambiar.

     – Ya llegará mi momento~ – Mikleo dejó escapar una risita mientras su vista lo guió con la mirada hacia el paisaje del campo verdoso adornado con pequeños colores vivos que iban en danza con la ventisca del lugar.

     – Entonces, ¿este es el lugar donde querías llevarme?

     – Ajá~

     – ¿Como descubriste este lugar?

     – Justamente fue ayer, cuando estaba buscando un libro que no encontraba por ninguna parte. – El serafín arqueo una ceja por la curiosidad – Y si, pude encontrar aquel libro, y fue aquí

     – Es lindo, y la brisa que hay es agradable

     – Lo es – El pastor se recostó en el pasto a modo de contemplar el cielo despejado y brillante que hacía el día – Recuéstate, la vista es preciosa.

     – Ya voy

   Y nuevamente, aquel cosquilleo que tenía en el pecho volvió hacerse presente en el ojos amatistas, y como ya se había acostumbrado, se mantenía firme. A diferencia de otras ocasiones no llegaron a hablar tanto entre ellos más que algunos sucesos de la mañana. No es que fuera algo incómodo, el silencio entre ambos era disfrutable y no querían pausar el momento.
   Por simple reflejo Mikleo se volteó a dirección de Sorey quien ya hacía tomando una siesta, su respiración era tranquila y su rostro decía lo mismo. Mikleo al notar esto llevó su mano hacia la del pastor, era cálida.

   Está vez, lo que Mikleo sentía en esos momentos pudo relacionarlo con una simple palabra que le dejaba una sensación agradable en el pecho, ternura.

思い出; sormik week 2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora