Capítulo 30🌙

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Tiempo a solasAngelic🌙🌙🌙

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Tiempo a solas
Angelic
🌙🌙🌙

Una mano rodeando mi cintura es lo primero que veo al despertarme, los recuerdos fugases de la noche anterior hacen que me sonroje. La mano de Demian se mueve suave por mi piel atrayéndome más hacia el giro mi rostro para ver a mi acompañante con los ojos abiertos y con los cabellos revueltos. Fue dejando besos por mi espalda que me causaron cosquillas, me retorcí bajo su agarre a causa de la risa.

—Ya para me haces cosquillas —me senté en la cama cubriendo mi cuerpo con las sabanas. Su mirada viajo por mi cuerpo cubierto por las sábanas blancas y se le formo una sonrisa.

—Eres perfecta —acaricio mi mejilla con su mano. Me sentía tan segura en sus brazos como si todo el dolor que había pasado se borrara. Acercamos nuestros rostros sin dejar de mirarnos a los ojos la conexión que sentía hacia Demian no la había sentido nunca con nadie. Pero el timbre sonó sacándonos de nuestra nube. Lo más extraño fue que Duque no ladro en ningún momento.

—¡¿Donde esta Duque!? —pregunte alarmada saliendo de la cama.

—Le di la llave a Alec para que lo sacara a pasear y parece que se lo llevo a su departamento —suspire y tome la camisa negra que estaba tirada en el suelo al ser de Demian me quedo enorme al ponérmela. El timbre volvió a sonar mire a mi novio acostado en la cama sin ánimos de moverse por lo cual tendría que ir yo. Tomé unos pantis de mi cajonera y me las puse casi saltando para ir a la puerta, sentía la mirada de Demian en mi espalda. Mire sobre mi hombro para comprobar que me estaba mirando el trasero.

—¿Enserio Demian, enserio? —su sonrisa fue apagada por un nuevo llamado del timbre el cual tuve que ir a atender antes de que me dejen sin oídos.

En la puerta con una correa sosteniendo a Duque estaba Alec que traía tres tazas de café y una bolsa color café de dudosa procedencia. Lo deje pasar junto a mi perro que no sabía que había pasado la noche fuera. Duque lamió mi mano como saludo y siguió su camino por la casa cuando Alec le soltó la correa.

—Buenos días —saludo el joven bebiendo su café con toda la tranquilidad del mundo.

—Buenos días gracias por pasear a Duque —tome uno de los cafés que me ofrecía el mejor amigo de mi novio. De la bolsa color café tome una dona de chocolate cubierta de chocolate. Con eso me fui a mi habitación para terminar de beber mi café comer la dona y darme una ducha antes de irme a clases. Pero en mis aposentos todavía estaba acostado Demian que parecía un princeso esperando que lo atiendan. Digo princeso porque él no es una princesa. —Anda levántate baby Alec trajo café y donas —moví mi deliciosa dona de chocolate frente a sus ojos. Él se levantó dejando ver que no traía nada puesto, así como vino al mundo estaba paseándose por mi habitación. Cuando encontró su bóxer se los puso para salir a hablar con su amigo, dejándome pasmada con media dona atorada en la garganta.

Termine mi desayuno con algo de apuro pues aún no me había arreglado ni siquiera bañado. Pero no me preocupaba siempre fui rápida para prepararme para ir a estudiar no era bonito ver a mi mamá de malas da más miedo que los lobos hambrientos. El baño relajo mi cuerpo tenso aun no me acostumbraba a vivir sola sin los gritos de mamá diciendo que Duque meo en la sala o los de mi papá anunciando su llegada. Los extraño, abandone el nido muy pronto o solo me hace falta acostumbrarme al nuevo ritmo de la ciudad. Odiaba el pueblo donde vivíamos, pero lo único que rescataba de allí es que el aire puro se respiraba en todos lados, exceptuando el bar de mala muerte.

Los aullidos a la LunaWhere stories live. Discover now