3 . Lo Que Se Quiere Y Lo Que Se Puede

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Lo Que Se Quiere Y Lo Que Se Puede



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De los miles de padecimientos que llegamos a enfrentar, uno de los más tirantes es, estar de arrimado en una casa. Si de por sí, llega el momento en que todos nos hartamos de las reglas de la casa paterna y volamos a donde podamos apenas tenemos la oportunidad... estar de invitado en un hogar que ni siquiera pertenece a nuestra familia, y sintiendo el peso de la invitación de forma constante a las espaldas, es un asco.

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Todo el tiempo, Sebastián se sentía extraño en esa casa, fuera de lugar, por sobre todo: indeseado. No faltaba que se lo dijeran, que le lanzaran una mirada déspota, o que le reclamaran por consumir la comida, y el gasto de agua o electricidad... Nadie hacía tal cosa, y eso, en vez de reconfortarlo, lo hacía sentir más y más aislado, rodeado de miles de cosas que no le pertenecían, objetos inanimados que casi le gritaban: «¡Lárgate de una vez!», escaparates, mesas, lámparas, que se burlaban de él incitándole a que les usara, susurrando con rabia al mismo tiempo: «No tienes el derecho».

Que parafernalia más fútil; pero, que difícil dormir en una cama cuya colcha de blanco prístino amenaza con meterte en problemas, que te podían dejar desahuciado en la calle, si una mancha aparece en ella. Es que ni siquiera a apoyar completamente el peso del pie en el piso de madera se atrevía, sus pasos eran de fantasma asustadizo que vagamente respondía las preguntas que se le hacían (mayormente con toscos monosílabos susurrados). Las veces que se le veía más comunicativo, era por obligación, en sus tutorías, por pequeños momentos salía del acartonamiento en el que se le veía en esa casa, y sacaba a relucir su característica personalidad apasionada, también se podía intuir ese rasgo cuando se le veía escribir en silencio, con los audífonos puestos, y el intenso sonido de las teclas apretadas con más fuerza de la necesaria, además de los tumbos violentos que daba su cabeza cada vez que una buena idea le asaltaba.

El chico de ojos verdes se sentía muy incómodo, pero que más podía hacer cuando su realidad económica no le dejaba más chances. A veces incluso extendía su vieja cobija en el piso de la alcoba que le habían asignado, y se recostaba a llorar en silencio, sintiéndose completamente perdido; de hecho, nunca terminó de desempacar sus únicas dos maletas. Eso fue algo que hicieron por él, tiempo después.

A tres semanas de sobrevivir en aquel lugar, encontró una zona en la cual se sintió cómodo, fuera de la deleble barrera protectora que representaba la puerta de esa alcoba ajena: El desayunador de la cocina tenía mucha luz natural; siendo una sencilla mesa redonda en hierro forjado y dos sillas apenas acolchadas, pegadas a un gran ventanal, sin ninguna utilidad aparente ante la barra de mármol de seis puestos, el comedor principal, o la sala (donde solía comer Joseph); incluso parecía disonante y vieja en comparación al estilo del espacio. Sebastián estimó que ocuparla no representaría ningún problema, por eso la mayor parte del tiempo libre permanecía en aquel mini-estudio improvisado, adelantando su tesis o sus escritos. Las personas que pasaban por allí no le decían nada, los primeros diez días se le quedaban mirando por un par de segundos, pero luego pasó a ser algo de la cotidianidad. Además, lo mejor de ese espacio, es que las veces que pasaba por allí Alexander, el dueño de casa, se le notaba más amable, hasta alegre (si aquello fuese posible en un hombre tan... tan inglés). Determinó que debía ser el color celeste claro de la pared, el ventanal que daba al jardín, la luz del sol entrante, el olor a bizcochuelos que salía del horno antes de la hora del té, el tarareo distraído que se le escuchaba a la cocinera cuando seguía su faena después de recibir alguna llamada de sus hijos... Un coctel estimulante de endorfinas que hacía sonreír a la gente que pasaba por aquel rinconcito... Si bien no le pertenecía, le daba al joven algo de sosiego, y fue lo único que lo animó a persistir como el «indeseado invitado» (así se refería a sí mismo mentalmente).

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⏰ Last updated: Aug 23, 2018 ⏰

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