Imagine el lector.

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Imagine el lector que en cualquier montaña,
cualquier precipicio corta la calma.

En la última piedra antes de caer
se sienta un poeta, le cuelgan los pies.

Imagine el lector un pino sin piñas,
o una tierra sin nadie.
Imagine el lector un poeta sin sangre.

Imagine ahora el amor de un poeta,
Imagine pues que solo siente su ausencia.

Imagine incluso, que el poeta es usted
y que al borde del filo aún recuerda su piel.

Imagine que al fondo en el horizonte,
busca el mar para encontrar su nombre.

Si aún imagina, mi apreciado lector
se habrá percatado de cuál fue mi error.

El amor de un poeta no se puede olvidar
por muy lejos que vaya, el recuerdo le alcanzará.

Tatuajes.Where stories live. Discover now