VEINTITRÉS

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- No lo comprenderias Will, no has estado casado por veinte años con la misma persona
- Mi madre era hermosa
- Lo sé..
- Y una excelente persona James, ¿Por que cambiarla por una ramera?
- Escucha.. - se acercó a él - La única razón por la que seguíamos juntos eras tú. Y no iba a seguir con alguien a quien ya no amaba
- ¡Joder James! Murió, tenías la responsabilidad moral de estar con ella ¡Tenía cáncer! - Gritó con furia mientras un nudo se formaba en su garganta
- Lo sé y lo siento - agachó la cabeza - Siento mucho no haber estado ahí para ella... Y para ti
- Tú eras lo único que tenía - su voz se quebró - Y preferiste irte con una mujer
- Will ...
- ¡No!, debiste pasar conmigo el duelo de mi madre, ¡Debiste hacerlo! - Las lágrimas inundaron sus ojos. James era lo último que le quedaba en la vida y lo traicionó
- ¡Por dios Will, Ya no eres un niño! Sabías bien lo que le sucedería a tu madre
- Eso no significa que no tenía que dolerme - limpió sus ojos con brusquedad - Los problemas duelen más cuando eres consciente de ellos.
- Will.. - A él hombre se le quebró la voz - Por favor perdóname, perdóname hijo - Estalló en lagrimas llevándose ambas manos a la cara.
William recordó su niñez, esa en dónde su padre lo cargaba en los hombros mientras caminaban por el parque, la niñez en dónde él volvía del trabajo y abrazaba con cariño a su madre.
Y aquella adolescencia, en donde aquél padre ya no existía más
- Te perdono - Contestó al fin, el hombre alzó la cabeza de golpe - Pero no quiero volver a verte
Los ojos de James se apagaron en una profunda e interminable agonía
- No te guardo ningún rencor por quien eres, y solias ser. Pero ya no te necesito en mi vida, y no le veo el caso en que nos veamos si lo único que nos ataba era mi madre - Will lo miro directamente a los ojos, esos que eran exactamente iguales a los suyos - Que tengas una buena vida James, yo trataré de tenerla.
El hombre no habló, y por un instante no respiró, volvió a agachar la mirada; derrotado y salió por la puerta con un agujero en el pecho. Lo había perdido, lo había perdido para siempre. Pero prefería eso a que él lo siguiera odiando, así que mientras caminaba hacia su auto memorizo las facciones de su hijo, guardandolas en una caja fuerte dentro del él. Sabiendo que ésa sería la última vez que lo vería, y con la voz rota susurró para el viento
- Se valiente Will, valiente y audaz cómo tu madre
Y entró en el vehículo dejando en aquella vieja casa; su corazón.

WILLIAM BAKERWhere stories live. Discover now