Boda

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Narrado por Sesshomaru:

La melodía de piano comenzo.Y tan sólo entonces, las grandes puertas fueron abiertas y me gire a verla, aquel vestido blanco de fina seda lucia perfecto en ella. Resaltaba su figura e incluso aparentaba más edad. Y es que, en el momento en que hizo su entrada, no era una niña, no, era una mujer. Mi mujer. Con el velo cubriendo su rostro entró al salón, siendo admirada por todos en el lugar, abrazada al brazo de su padre, quien me la entregó en el altar. En toda la ceremonia, solo me limite a verla de costado, no podía creer que ella sea la misma niña que semanas atrás estaba dormida en mi cama.

-¿Acepta como su legítima esposa a Rin Kimura?- Me pregunta el padre y me gire para tomar su mano.

-Acepto.- Dije colocando el anillo de diamantes en su dedo.

-¿Acepta a Sesshomaru Taisho como su legítimo esposo?

- Si, acepto.- Respondio ella con una tímida sonrisa, colocó el anillo de oro en mi dedo.

Ese día, fue la primera vez que bese los labios de Rin. Suaves como pétalos de rosas, dulces como la miel. Podría volverme adicto a esa dulce boca.

Nuestros padres compartieron mesa, al parecer se llevaban muy bien. Como si se conocieran de toda la vida. Fueron los únicos que asistieron de mi parte, y es que toda la Yakuza estaba aquí y no se me es agradable el echo de traerlos a un lugar, lleno de hombres peligrosos, que debajo de sus costosos trajes, traían un arma consigo cargada.

-Estas lindo, Sesshomaru-Me habla Rin llamando mi atención en la mesa.

-Tal vez, aunque no tanto como tu.-Halague mirándola y ella sonrió ruborizada.

Las luces se apagaron, y en medio del enorme salón, en la pista se encendió una tenue luz. Tome su mano delicadamente y pose la otra en su espalda baja, ella su suave mano en mi hombro y comenzamos a danzar en una melodía que nos envolvía, creando asi la atmósfera más bella que he experimentado jamás. Por primera vez, me sentí un príncipe bailando con la princesa de sus sueños. Y esos ojos que miraban los míos, está noche brillaban radiantes, casi tanto como las estrellas. Mi niña estaba feliz.

-Estoy muy orgullosa de ti, cariño.Tienes una esposa digna, quizá ahora no lo veas así. Pero con el pasar del tiempo, estoy segura de que nos sentaremos a platicar y me dirás que fue lo mejor que hicimos por ti.-Me dijo mi madre mientras bailaba el vals con ella, puesto a que mi padre pidió la mano de mi...esposa.Se me hace raro llamarla así, pero es lo que es. Y a decir verdad, no me desagrada del todo que lo sea. Era una niña, bastante celosa y orgullosa, pero tiene su encanto. Le di una vuelta a mi madre y me percaté de algo, vi a Rin bailando con ese tal Inuyasha. Este le susurraba cosas al oído, con una sonrisa de lado y mirándome fijamente a los ojos. Frunci mi ceño.

-Oh, ya vino el kobun a buscar a su damisela.- Dijo divertido mientras se apartaba de ella, al verme frente a ellos. Beso su mano coqueto y lo fulmine con la mirada. Se marchó hacia las mesas, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón y se sentó al lado de Naraku. Aún traía esa estúpida sonrisa en su rostro.

-¿Ocurre algo?-Pregunta Rin llamando mi atención y tome sus manos entre las mías.

-¿Quién es y porque siempre sonríe tan patético cuando está contigo?

Ella alzó una ceja y sonrío divertida.-¿Acaso el Kobun está celoso?

Rode mis ojos.-Solo no me gusta el trato que tiene contigo.

- Estas celoso.-Beso mi mejilla.-¡Qué adorable!-Frunci mi ceño.-No me pongas cara de yeso a mi, cariño. Soy sólo de mi esposo, no te preocupes por él.

- Esta bien.

Llegó el momento en que debíamos irnos de la fiesta, directo a nuestra luna de miel. Rin estába notablemente nerviosa a mi lado, en el coche negro que nos llevaría al aeropuerto. Tome su mano para darle un poco de calma.

- Me gusta el vestido que traes puesto ahora.-Dije mirándola.

-¿De verdad?

- Si.-Sonreí ante el brillo de sus ojos.-De hecho, hoy estabas más linda de lo normal.

Ella me miro en silencio unos segundos, lentamente comenzó a acercar su rostro al mío, con timidez y un leve rubor en sus mejillas. Y cuando cerró sus ojos, cerré los míos y la bese, suavemente, tomando una de sus mejillas con la palma de mi mano.

-Creo que esa copa de champagne me afectó un poco.-Dice divertida.

- Lo mismo digo.-Le respondí igual. Nos miramos un momento.-¿Estas segura?

Y sin más se arrojó a abrazar mi cuello con sus brazos y chocar sus labios contra los mios, tomándome por sorpresa. No obstante, le correspondí. Nuestras bocas se sincronizaban, su cálida lengua danzaba con la mía y la temperatura comenzó a subir. Se sentó en mi regazo, y por primera vez, toque su cuerpo, mis manos la acariciaban como si se tratara de porcelana, bese su mejilla y descendi hasta su cuello. Un leve gemido escapó de sus labios cerca mi oído y apreté uno de sus senos por encima de la tela del vestido. Un jadeo. Bese su hombro y volví a sus labios, mientras con mi mano bajaba lentamente un tirante del vestido.

-¡Un momento!-Exclama agitada y aparte mi mano de inmediato.

-¿No quieres? Lo siento, creo que me excedi.

- No es eso...-Agachó la mirada.-Es sólo que no se qué hacer.Nunca hice algo asi, lo siento mucho.Esto es lo que se hace en la luna de miel y no sé nada.Lo lamento-Me explico apenada.

- Tranquila, no es necesario hacer nada. No es una obligación.-Acaricie levemente su mejilla y levanté con mis dedos su mentón para poder ver sus ojos.-Puedo esperar hasta que te sientas lista.

-Pero tú quieres.

- Yo quiero hacer el amor contigo cuando tu estés lista-Acomode un mechón detrás de su oreja y bese castamente sus labios.-Aún eres una niña, es normal que te de miedo. No te sientas presionada, puedo esperar.

- De acuerdo...¿Puedo besarte?

Sonreí.-Siempre.

CONTRATO YAKUZAWhere stories live. Discover now