LA NIÑA DE MIS OJOS| ERICK BRIAN COLÓN| CNCO. [PAUSADA]

C03: Un gran talento.

Sus dedos tenían contacto con las cuerdas de su guitarra mientras que de sus labios brotaba una hermosa voz en una linda canción, él amaba la música y en el fondo de su corazón sentía que su destino era brillar frente a las luces de un escenario y un montón de gente gritando su nombre.

– Soy un loco que no para de soñar, y que quiere el mundo ponerte a viajar, todo lo que cante que se haga realidad. Lady yo quiero amarte, quiero amarte... –Cantó el muchacho.

Tenía una gran creatividad para escribir letras de canciones que parecían simplemente poesía, sabía cómo ordenar las palabras para que rimasen entre sí. Además, su voz era hermosa lo que hacía que Erick Brian Colón tuviese un gran futuro en la industria de la música por delante pero lo único que lo limitaba enormemente era que en dónde vivía no era un lugar dónde se encontraran Beyoncé's y Ricky Martin's todos los días además de que ningún productor vendría a una localidad tan insegura como en la que él vivía.

Era tan fuerte su deseo de ser alguien en la vida que sentía la necesidad de hacer lo que fuese para conseguirlo pero por supuesto de la manera más humilde posible.

Una mujer de ojos claros entró por la puerta y él levantó la mirada, sonrió un poco dándose cuenta de que se trataba de su madre, dejó la guitarra encima de su cama para luego mirar a la mujer pelinegra fijamente– Cariño, no quiero interrumpirte pero quiero conversar contigo un rato... Una conversación de madre e hijo –Informó con una tierna sonrisa tirando de la comisura de sus labios.

Él asintió con la cabeza y parpadeó varias veces– Está bien...

Su madre caminó un poco hasta sentarse al lado de su hijo, lo observó fijamente y acarició su mejilla suavemente, de repente en sus ojos se comienzan a acumular lágrimas que daban una lucha por salir a flote, él no sabía lo que sucedía así que comenzó a negar con la cabeza.

– Mi amor, me... Me despidieron del trabajo esta mañana –Reveló su madre haciendo que él abriera los ojos con sorpresa.

– ¿Qué, pero por qué? –Cuestionó preocupado.

– Mi jefe dice que ya no estoy rindiendo cómo habitualmente lo hacía así que decidió... Despedirme –Explicó.

Sus ojos verdes observaban cómo las lágrimas caían por la mejilla de la mujer que le había dado la vida, le causaba tanta tristeza e impotencia a la vez verla de esa manera que era capaz de hacer todo para que su madre no derramara una lágrima más.

Negó con la cabeza una vez más y observó a su madre a los ojos mientras le retiraba las lágrimas de sus mejillas, le dio un beso en la frente volviéndose a encontrar con sus ojos– Mamá, saldremos de esto juntos... Te juro por diosito mismo, que no descansaré hasta que consiga alguna manera de salir de todo esto, te lo juro...

– Ay Erick, eres un ángel mandado del cielo... –Murmuró la mujer.

– Y tú la mejor mamá del mundo...