Agonía

154 4 0
                                    

Tienes esa paz previa a la guerra, que pone nerviosos a los valientes, que convierte en salvajes a los cobardes.

Roma ardiendo y tu bailando.

He dejado de escribirte lo que siento.
¿Han pasado semanas desde que lo hice, o fue ayer?
Ya no lo recuerdo, eso es normal para alguien quien sufre de amnesia temprana, pero los días últimamente pasan en dos frecuencias.

Una agonía rápida.

Los días se van y llegan demasiado rápidos. Pero se terminan igual de lentos, como cuando ese 12 de noviembre nuestros destinos se separaron.
Como es posible que hayan pasado 3 meses?
Aun no me creo que hayan pasado en un parpadeo difuso repleto de lágrimas.
Un día en el sillón de mi casa se me ocurrió preguntarte que pasaría si termináramos, esta pregunta sin gracia en una relación, pero con mucho significado soltera, me dio confort, dijiste que llegaría el día en el que ya no te amaría, que llegaría alguien para llenar ese espacio y lo amaría mucho más que a ti. Para mi ese día aún no ha llegado y por como estoy teniendo esta percepción del tiempo y del caos a mi alrededor no será pronto. He leído y vivido batallas tantas veces que puedo decirte que este periodo de "paz" en el que nada malo ha pasado es tan efímera como el creer que te he superado.

Es increíble sabes, hablarle a un tú, hablándote a ti, sabiendo que no tendrás los huevos para leerme y está bien, puedo vivir con eso, pero una parte de mi esta hueca, una parte de mi se muere con cada letra que escribo, una parte de mi aún puede recordar cómo se sentía el amor.

Una parte de mi aún puede recordar lo que era sentirse viva.

Me encuentro en paz, una paz que logra descolocarme, una paz salvaje y hambrienta que se alimenta de miedo y lágrimas.

Siento que de pronto mi vida cambiara y tengo miedo de ese día. Tengo miedo de necesitarte y no buscarte por cobardía, porque aun te amo, y porque tú ya no lo haces, siento dentro de mi corazón que aún me amas, pero cuando te hablo siento que estoy equivocada, cuando te veo en la calle siento que soy una extraña. Hace semanas solo era yo la que te hablaba, siempre pendiente de ti, buscando excusas para hablarte, viendo tu número cada dos por tres, sintiéndote cada vez más lejos, sintiendo como ese amor que proclamabas hacia mí se escapa de tu cuerpo.
¿Como es posible que un año de vida haya hecho estragos en ti? Que ese huracán se lleve cada sonrisa, amor, pasión, fiereza y locura.

Que, siendo roma, hayas terminado en ruinas. Que maldigas cada 12 de noviembre donde el ocaso se llevó su luz y la noche trajo oscuridad, desolación, llanto, fuego y destrucción, que la bendita noche no haya tenido compasión con su amante nocturno.

Roma ardiendo y tu bailando.

Y entonces mientras miraba través de una cortina de lágrimas y fuego, te veo a ti bailando, riendo y siendo feliz. Que no se te haya caído ni un puto ladrillo, que la lluvia baño tu cuerpo, el fuego lleno tu alma, y la noche fuera tu amiga.

He intente con cada fuerza agotada de mi cuerpo no llamarte. Y mientras transcurría la noche y el sol desvelaba la crueldad que su amor había dejado. Tú me miraste con los ojos que alguna vez me miraron con amor y anhelo; Ahora lo hacían con nada. Con esa inagotable nada que calaba cada uno de mis huesos volviéndolos cenizas, incinerando aún más si es que se puede cada dolor y amor que aun siento por ti.

El equinoccio de verano se llevó consigo mis cenizas, dejando que se mezclaran con el aire y llevándome lejos de un funeral de cenizas incineradas, de un huracán que devasto todo a su paso y una felicidad que no hacía más que destruirme.

Pero el día se fue y trajo el frio de la noche, donde podía mirar un cielo estrellado, donde podía ver tu sonrisa, sentir tus latidos, cuidar tu corazón, los podía sentir tan cerca, los sentía tan verdaderos.

Y me reí, frenética y locamente.

Porque ya estaba desquiciada y porque te amaba con el corazón, y mi cerebro te anhelaba. En algún punto del camino mezcle esos don órganos en uno, o es que primero te amé con el corazón y luego con la mente? será al revés?
No lo tengo claro, lo único que sé, es que no puedo dejar de pensarte y sentirte, mi cuerpo te recuerda, tus manos en mis caderas, tu cuerpo junto al mío en una respiración lenta, tus labios sobre los míos devorándose apasionadamente, el roce de mis manos en tu cabello, la brisa de tu aliento en mi nuca, y esa mirada sobre mí.

El holocausto que generaba esa mirada era mi perdición, con una mirada mi mente fue tuya, con unas palabras te admiraban, y mi corazón siempre fue tuyo.

En esta madrugada, mientras aun puedo verte en las estrellas reviviendo en cuerpo y alma el toque de fuego celestial tatuando mi piel, una voz se apodera mi por completo, diciéndome que me resigne, que la deje controlar la situación, que es momento de reconstruirse, que me dejará descansar.

Sentía que el cielo y el infierno se peleaban mi alma y los dos iban ganando.

Solo podía ignorarlos, ignorar todo, el amor que sentía por ti podía guardarlo en un baúl el cual no era lo suficientemente grande y se desbordaba.

Al menos lo intentaba; Ya no quiero luchar contra mis propios sentimientos, con mis propios instintos. Solo podía ignorar cuanto aguantara.
Estuve engañándome durante un tiempo.
Al principio sabía que no funcionaba, me di cuenta, y aun así seguí intentándolo, porque siempre he sido esforzada, y tengo una capacidad para salir del hoyo en donde me encontraba. Pero esto es totalmente diferente, las veces anteriores no tenía más opción, o me quedaba y sufría en silencio, o me iba sin mirar atrás, sabiendo que todo cambiaría. Nunca dude, solo esperaba el momento y ejecutaba, así siempre fue mi vida, pero conocerte fue entrar a otra liga.

Fue tan inesperado que no podía usar el mismo modo operandi. Aun así, lo hice, y nada funciono, recibí consejos de mis amigos más cercanos y lejanos, de mi familia, incluso de ti, nada, escúchame bien, nada pudo hacer que dejará de pensar en ti, esta maldita idea que crecía como un cáncer, silencioso y con fuerza se apodero de toda mi vitalidad, esta esperanza me mantenía aun en pie. Pero sabiendo que a ti te importaba un bledo fue lo que me abrió los ojos, sabiendo que ya lo había superado y diciéndome estupideces como que intentara vivir sin ti o que no me hiciera daño lograron que le hiciera caso a esa voz dentro de mí que me pedía a gritos que le cediera el puesto, que era hora de ser una perra y le cedí la mitad del puesto. De verdad lo intenté, pero me di cuenta que esa perra también se había enamorado de ti.


Salí todos los días durante una o dos semanas. Y fueron las semanas más miserables que he vivido.
Mis semanas empezaban de la misma forma en que terminaban, queriendo llorar, pero realmente sin hacerlo, queriendo dormir, pero con miedo. Miedo a soñar contigo y anhelando hacerlo, porque era la única forma de verte realmente.

De estar cerca de ti.
Sali cada día y noche; el coma etílico me dio la bienvenida a esa oscuridad tan divertida, conocí el lado oscuro de la luna, bailes, juntas, sudor y sed. Y olvide por segundos el dolor cancerígeno que se propagaba en mí, aunque todo vuelve a encajar en donde debe estar; Y todo acababa de la misma forma, con un nudo en mi pecho y mi mano en él tratando de minimizar el dolor.
Dolor, dolor, dolor, tanto dolor.
Los sucesos de esas salidas fueron un buen intento, lo mejor que pude haber hecho en ese momento, pero nada comparado a lo que quería hacer, casi termino vomitando en un parque, tuve una visión de ti entrando en ese pub y bailando conmigo, como hacíamos a veces en mi casa, escuchando a red, y esa película, dios esa película fue mi condena, tu nombre definitivamente estaba en todos lados, 5 letras y cada una dolía como el infierno.
Después de esas semanas me rendí ante el dolor, me pelee con mis amigas y fortalecí el lazo con otras. Pero entonces me di cuenta que quizás podría sentirme menos miserable cuando una sugerencia en Instagram me llego.
Dejaste bien en claro que estaba soltera y que podía hacer lo que quisiese. ¿Pensé, porque no? Y así comenzó todo.

Y es así como esa perra tomo el control de la situación, como pase de ser la carnada a ser predador; nunca creí que lo disfrutaría tanto y doliera a partes iguales, como el toque de otro cuerpo borraba el tuyo, los besos fueron olvidados y al final del día lograba sentirme mejor.

Como en la madrugada viéndote a ti en las estrellas lograba saludarte de vuelta y la noche se hacía más cálida. Fue así como te borre de mi cuerpo.

Borrarte de mi alma es otra historia.

Aun te amo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 06, 2018 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Un Informe de FísicaWhere stories live. Discover now