Thomas Hardy es un joven cuya vida no ha sido del todo sencilla. Hijo de un padre alcohólico y una madre enfermiza. Tanto él como su madre se ven orillados a huir de esa vida de maltrato, pero no así de la miseria.
Pese a sus intentos de salir adel...
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Tom entró junto a Claire en la habitación del hotel. El chico estaba cansado, pero su cuerpo pedía a gritos un baño y una taza de chocolate caliente. Tommy se dejó caer sobre la cama y Claire entró en el cuarto de baño para llenar la tina con agua caliente y rociar sales aromáticas para que Hardy pudiera relajarse. Al salir de ahí tomó el teléfono y pidió dos tazas de chocolate caliente y algunas galletas.
-Tu baño está listo, Tommy. – dijo la joven con una sonrisa - ¿Quieres que te ayude a lavarte?
-No, cariño. – respondió Tom – Sólo estaré unos cuantos minutos en la tina. – dijo y guardó silencio por unos momentos para decir - ¿Por qué no me haces compañía? Quítate la ropa y vamos a sumergirnos en esa enorme tina.
Claire sólo sonrió y se quitó la ropa deprisa. Tommy ya se había sumergido en el agua caliente y tenía la cabeza recargada en el borde. Sus ojos estaban cerrados y respiraba con tranquilidad. La muchacha suspiró al verlo, tenía varios golpes en el rostro y en algunas partes de su cuerpo.
Hardy abrió los ojos y miró a Claire que iba cubierta con una bata y en sus manos llevaba una bandeja con dos tazas de humeante chocolate y un plato repleto de galletas. Dejó la charola a un lado de la tina y se quitó la bata para mostrar su desnudez.
-Hazte a un lado – dijo la chica y se sentó junto a Tom extendiéndole una taza – Tienes cuidado porque está muy caliente.
-Ya se me quitaron las ganas de beber chocolate – exclamó Tom dejando la taza – Tengo antojo de otra cosa. – dijo y se acercó a la chica para mirarla fijamente.
Claire se ruborizó, esa mirada era intensa. Intentó alejarse pero le fue imposible, no podía moverse. Tommy la atraía como un imán y aunque intentara huir regresaría de nuevo a él. Suspiró y tomó su taza de chocolate para soplar y así desviar su mirada de ese amplio pecho.
-¿Por qué no me miras? – Le preguntó el hombre - ¿Tan mal estoy?
-No es eso, Tommy – Murmuró Claire – Pero es que me pones nerviosa... ¡relájate y bebe tu chocolate! Después voy a revisarte esos golpes, pero no creo que sea nada malo...
-Tony ya se hizo cargo – La interrumpió Tom – También el doctor me revisó y no tengo nada que una pomada y un analgésico no puedan curar, así que...
-¿Quieres que te lave la espalda? – Preguntó Claire con un suspiro – También puedo darte un masaje.
-¡Quiero que me abraces! – Exclamó Hardy – Me muero porque me abraces y sé que tú también te mueres por hacerlo.
Claire no dijo nada, sólo dejó la taza de chocolate y abrió los brazos para envolver al hombre, él también la estrechó entre sus brazos y besó su frente. La chica sólo se hizo un ovillo, acurrucándose en su amplio pecho. Cerró los ojos y disfrutó de las deliciosas caricias que las manos de Tom le ofrecían.
