Capítulo 4

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Todas las traducciones, explicaciones, anuncios y encuestas se encuentran al final del capítulo.

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Empezar de nuevo
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David no quería nada de esto. Está bien, alguna vez, en su adolescencia, deseó ser parte de este mundo ficticio porque creyó que sería divertido, pero ahora, viéndolo desde un lente diferente, se daba cuenta que era una total mierda estar allí.

¡Había asesinos a sueldo en cualquier parte! 

Y eso no fue lo peor, puesto que poco a poco los puntos se conectaron en su cabeza: se había despertado en un puente, había presenciado la muerte de una joven siendo atravesado por un hombre de cabello plateado y las ropas con las que había despertado habían sido... naranjas.

De un naranja muy característico.

Volvió a entrar en pánico.

Quería gritar, llorar, acurrucarse en una bola, esconderse y volver a su propio cuerpo. Su garganta emitió un sonido desquiciado, como si algo estuviera tratando de salir desesperadamente de él. Pronto comenzó a luchar contra las lágrimas que fluían sin descanso por sus mejillas mientras las náuseas atormentaban sus sentidos.

No quería morir.

NO QUERÍA SER NARUTO.

Las sombras del bosque parecieron cerrarse sobre él, provocando que se encogiera en su lugar hasta quedarse apretujado en una postura incómoda. Cerró los ojos con fuerza y se llevó las manos a la cabeza intentando aplacar los pensamientos oscuros que iban apareciendo de uno por uno. Pero no pudo. Sus dedos se tensaron en su cabello hasta que se causó daño a sí mismo.

No quería estar ahí.

El frío sudor que se deslizó por su cuerpo causó que más escalofríos aparecieran. Sintió que algo se retorcía en sus interior y estuvo seguro que ese no era el vómito queriendo salir. Fue algo más.

Necesitaba aire, pensó con agonía. Sin embargo su mente estaba en blanco y no pudo ni siquiera recordar como debía inhalar bien para calmarse. Abrió la boca para gritar de impotencia, pero no hizo nada más que sollozar con rudeza. Se sintió como si estuviera perdiendo el control de su cuerpo, como si algo estuviera arrastrándolo hacia el abismo oscuro y sin fin que se abría a sus pies.

¿Por qué no podía salir?

¿Por qué estaba aquí?

Le costaba respirar. Se sentía mal.

¿Por qué tenía que estar en el cuerpo de Naruto? No lo entendía. No había hecho nada malo. No se lo merecía. No...

—Iki wo suikomu.

David subió la mirada de inmediato y se encontró con la figura de Kioshi, quien estaba en cuclillas frente a él, con iuna expresión y postura relajada. Aunque el asiático no hizo ningún movimiento para tocarlo, sus ojos se clavaron en los de David y lo estudiaron en silencio.

En El Cuerpo De Naruto || Naruto-Orginal Onde histórias criam vida. Descubra agora