Capítulo 5

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Todas las traducciones, explicaciones, anuncios y encuestas se encuentran al final del capítulo.

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Kioshi se despertó en piloto automático, como siempre. Se sentó a la orilla del sofá en el que había dormido y descansó sus manos en las rodillas, consciente de cada ruido del exterior. Su paranoia, desarrollada luego de estar por años huyendo junto a su hermano, provocó que se levantara y buscara cualquier cosa que pudiera indicar si estaba en peligro. Analizó las bisagras de la ventana, la puerta, el polvo, los cajones, su mochila, todo.

Cuando estuvo seguro de que no había nada fuera de lugar, se volvió a sentar en el sillón y miró el bulto que estaba en la cama: David dormía profundamente. El adolescente por fin había caído en la anhelada inconsciencia después de haber estado sufriendo de insomnio por horas. Kioshi, teniendo muy buenos instintos de lo que le rodeaba, se despertó varias veces durante la noche por los constantes sonidos que David hacía al moverse entre las sábanas y pararse.

Incluso lo escuchó llorar y murmurar palabras que sonaban a una lamentable y desesperada súplica.

No pudo comprender en gran parte el misterio que envolvía al rubio, pero sabía muy bien que lo que vivió ese chico había sido horrible. Se imaginó múltiples escenarios: le habían obligado a observar la muerte de alguien cercano, lo secuestraron, lo torturaron o inclusive pudieron haberlo violado. Cada escenario fue terrible, pero en el mundo en el que vivían, ese era el pan de cada día.

Kioshi todavía recordaba a la perfección los sollozos ahogados de David en medio de la oscuridad y no pudo evitar estremecerse. De alguna manera, ese dolor que sentía el muchacho era muy parecido al que había sentido él mismo cuando su hermano fue...

Sacudió la cabeza. No. No iba a regresar a esos recuerdos otra vez.

Se puso de pie y fue a la cocina. En el refrigerador encontró huevos, verduras y dos filetes de pescado; la comida era para una sola persona porque obviamente Yuru esperaba que él viniera solo y no acompañado por un niño. Sacó un sartén y se dispuso a cocinar el desayuno.

Quizás debieron haber transcurrido unos veinte o hasta treinta minutos desde que empezó a preparar la comida cuando de repente David se despertó. Kioshi le dirigió una fina sonrisa. —Buenos días.

—B-Buenos días. —Su acento extraño hizo que el japonés sonara fuera de lugar para Kioshi, sin embargo, no lo comentó.

Le hizo un pequeño gesto hacia la mesa y le colocó el desayuno. David se acercó con los hombros encorvados y agradeció en voz baja.

—De nada —dijo en respuesta y se sentó en el sofá para comenzar a comer. Kioshi, sin poder evitarlo, cada cierto tiempo miraba al rubio, sin dejar de preguntarse qué evento traumático desencadenó ese estado lleno de nervios, pánico y timidez en el chico.

—Kioshi...

El castaño levantó la mirada de sus verduras, un poco sorprendido por el llamado. Notó que el rubio ya había terminado su desayuno y se había puesto de pie. —¿Qué sucede?

—Eh, ¿baño? —preguntó con algo de duda.

Kioshi no quería ser grosero, pero le pareció muy impresionante que el muchacho supiera más palabras del japonés además de "sí" y "gracias". Le señaló la puerta color caoba que estaba al lado de la cama. David asintió agradecido y se marchó al baño.

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⏰ Última actualización: Nov 16, 2023 ⏰

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