Capitulo 47

2.1K 188 6
                                    

~1 año atrás~

-¿Sesión de estudio?-Tzuyu observaba a su mejor amiga guardar sus libros en el casillero.

-Eso mismo, Tzuyu-Nayeon respondió rodando los ojos.

Estaban en pleno pasillo, era la ultima hora de clase. Tzuyu intentaba convencer su mejor amiga que le acompañara a su casa esta tarde. Nayeon se había negado, en este mes matemática comenzaba a dificultarse y, a pesar de ser inteligente, quería quedarse unas horas en la biblioteca repasando las clases de la semana. La taiwanesa quería tener una noche de películas, pero la pelinegra insistía en tomar la tarde para los estudios.

-¿Y en donde piensas estudiar?-la chica de ojos miel hizo un mohín.

-En la biblioteca Chewy-al ver los ojos confundidos de su amiga, le sonrío divertida.

-Sí no sabes, es una habitación con estatanterias y mesas en donde hay una gran cantidades de libros...

Tzuyu la detuvo, alzando la mano al frente del rostro de la castaña, torciendo la boca un poco ofendida.

-Se lo que es una biblioteca, Nayeon-bufó al escuchar la risa de la pelinegra.

-¿Entonces?

-Me refería ¿No podrías estudiar en mi casa? Es lo mismo-la taiwanesa alzó los brazos.

Nayeon negó suavemente con la cabeza, colgándosela la mochila del hombro.

-No podría concentrarme.

-¿Y porque?

-¿Tú me dejarías estudiar en completo silencio y sin hablarme una sola vez en toda la tarde?- le dijo alzando una ceja, Tzuyu mantuvo la boca cerrada.

-¿Ves? Prefiero ir a la biblioteca.

Tzuyu acepto a regañadientes, alegando que aquella tarde pensaba comer un gran razón de helado de fresa y galletas sin ella.

(Es lo que yo estoy comiendo a ahora, sientan celos JE)

La pelinegra sintió una lagrima caer, ella también quería helado y galleta, pero a duran penas acepto su destino y fue pesadamente esa tarde a la biblioteca. Planeaba vengarse de Chou Tzuyu, tal vez encerrándola en su baño mientras Nayeon comía una caja entera de pizza al lado de la puerta. Sonrío, más animada por su malvado plan. Esperaba pasar unas horas tranquilas, en estos días no muchas personas acudían a la biblioteca así que estaría prácticamente sola, y con la bibliotecaria, pero a quien le importa. Al llegar a la entrada sintió que su corazón le subía a la garganta, como un acto de reflejo se ocultó detrás de la puerta, respirando rápido. Cuando ya estaba levemente calmada, aspiró profundo y asomó la cabeza para observar nuevamente. En unas mesas ma1s lejos estaba Myoui Mina, de espaldas, pero Nayeon podía reconocerla. Dijamos que era bastante fácil reconocer ese cabello naranjo entre todos los estudiantes, ¡aparte era Myoui Mina! Se preguntaba en que momento le había tomado importancia a lo que vestía Mina, y eso que solo la habi1a visto una vez en el día.

Nayeon sintió la tentación de irse, estudiaría otra tarde y así comería helado en casa de amiga. Pero ella quería estudiar, no se iba a privar de hacerlo solo por qué la tonta de Myoui Mina estaba en la biblioteca.

Bastaría con ignorarla y ya, no tenía por qué sentirse cohibida por ella de todas formas. La perdedora era la japonesa, no ella.

Con la barbilla en alto y la espalda recta, para mostrarse segura, fue hasta una de las mesas junto a la ventana. En ningún momento observó a Mina, no le daría la satisfacción de que la chica de ojos marrones fuera consciente de la atención extra que le daba la pelinegra. Con orgullo abrió su libro de cálculo y empezó a estudiar, anotando las fórmulas.

Pasaron dos horas, Nayeon era plenamente consciente de la presencia de Mina a unas mesas frente a ella, pero aun así no había levanto la mirada del libro ni una sola vez. Merecía un premio. Justo cuando ya empezaba a concentrarse en la materia, había estado distraída pensando si Mina la había visto, cuando escuchó una silla arrastrarse.

Su cabello cubría su rostro, por ello pudo observar discretamente como Mina se levantaba de la mesa con su mochila, dando por terminado su sesión y planeaba irse a su casa. Mina estaba con los audífonos y la mirada perdida en otro lugar, no parecía haberse percatado ni de cerca de la presencia de Nayeon en la habitación. A la pelinegra le molestó como también la hizo sentirse aliviada, en partes iguales.

Mina se estaba yendo, Nayeon sintió un ridículo impulsó de llamarla o algo para evitar que se fuera. Pero se mantuvo firmemente sentada, a ella no le importaba. Clavó sus ojos en las páginas de números, la siguiente hora estudió perfectamente, ahora sin ninguna distracción. Al día siguiente, en la cafetería, estaba lanzándole miradas asesinas a Tzuyu por haber comido helado sin ella ¡Incluso le envió fotos cuando lo hacía, traidora!

La taiwanesa solo se reía, al sonar la campana la chica de ojos miel fue a sus clases mientras Nayeon prefería ir al baño antes. Se estaba lavando las manos, pensando si llegaría a tiempo a la clase de Historia, cuando la puerta se abrió. Sintió un vuelco en el corazón, eran las voces de Minatozaki Sana y, obviamente, Myoui Mina.

Su cuerpo reaccionó sin preguntarle, fue hasta uno de los cubiculos y se ocultó en ella cerrando la puerta con pestillo. Para evitar que la descubrieran se subió en el inodoro, con la tapa cerrada por supuesto. Ni ella misma entendía el por qué se escondía ¿Por qué tendría que tener pánico de que la vieran? No le interesaba para nada sea lo que fuera de lo que hablara Mina con su amiga. Aún así estuvo atenta a lo que decían (Se contradice ella sola)

-¿Estudiaste algo, al menos?-Sana le decía a la japonesa, se escuchaba el agua del lavabo.

-El examen de Ingles es la próxima semana.

-Intenté, lo juro-Nayeon contuvo la respiración al escuchar la voz de Mina, no entendiendo el porque.

-Pero se me dificulta, en verdad prefiero cualquier otra materia.

-Tendrías que pasar más horas estudiando-sugirió la castaña.

-Ayer estuve toda la tarde con un maldito cuaderno, Sana-Mina suspiró con una voz rendida.

-Supongo que ir toda la semana a la biblioteca podría ayudar ¿Verdad?

-¿Cómo ayudaría?-Sana parecía divertida.

-Cuando estudio en la biblioteca me siento más inteligente-la japonesa dijo y pronto se escucharon las risas de la otra, Mina bufó.

-¡Venga, no te burles!

-¡Es que es absurdo, Minari!-después de unos segundos más de risas volvió a hablar.

-Si sigues así terminaras todo el año en la biblioteca.

Estuvieron un rato riéndose entre ellas por la falta de interés de la japonesa en estudiar Ingles, hasta que finalmente se fueron. Nayeon abrió lentamente la puerta, para asegurarse de que estaba sola.

Salió rápidamente del baño, de camino a su clase, pensado que seguramente llegaba tarde, nuevamente algo le salía mal por culpa de la japonesa. Pensaba en no volver a la biblioteca, si lo que decía Sana era cierto, Mina estaría mucho tiempo con ella durante sus sesiones de estudio. Tal vez podría estudiar en...otra parte, para no cruzarse con la japonesa. Si, lo mejor era aquella decisión. Se lo estuvo repitiendo a sí misma durante la primera hora de Historia. Aun así, esa misma tarde se hallaba nuevamente sentada en una de las mesas de la biblioteca, furiosa consigo misma por ir.

Miraba distraídamente su cuaderno, dando pequeños vistazos a la puerta. Ella había llegado más temprano, Mina aún no aparecía. Al verla llegar se le quedó mirado, Mina entraba con un suéter un poco grande para ella y dando un pequeño bostezo. Fue hasta su mesa, Nayeon podía verla de frente, y sin darle un vistazo empezó a leer.

Nayeon la miraba, como la luz del sol de la ventana tras ella le daba a Mina en el rostro, haciéndola parecer hermosa. Nayeon sintió un extraño calor en sus mejillas ante esos pensamientos, se levantó inesperadamente y, con cuidado de que la japonesa no la viera, se escabulló por unas estanterías hasta salir del lugar. Estaba confundida, últimamente siempre sentía estas nuevas sensaciones con la presencia de la japonesa, quería estar lejos de ella. Unos dos días después y Nayeon siguió asistiendo todas las tardes a la biblioteca, sin comprender por qué a pesar de no querer ver a la japonesa no podía mantenerse lejos de ella.

Rivales (Minayeon)Where stories live. Discover now