Marinero

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Puedo escuchar y sentir la esperanza,
abrir los ojos y creer en mi sino,
darse cuenta a mitad del camino
que la necedad invalida, ensordece y ciega.

Y apresado en las garras de la contingencia,
resisto las embestidas del azar,
pues solo la libertad es capaz de salvarme
de las tempestades de la mar.


No cederé mi voluntad al capricho
de los astros errantes que trazaron el firmamento.
Protégeme mi dulce esperanza,
pues solamente soy un marinero sediento.


Valor y firmeza imploro al tiempo,
pues anhelo volver a la orilla y dibujar,
los errores que se llevó el viento
tan necesarios para volver a caminar.



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