Estrofa II

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¡Dejad a este pobre romántico desfallecer!
Pues este no es su momento;
tardío fue su nacimiento
y temprana será su hora de perecer.

¡Dejad al moribundo de amor!
Morir entre flores de ilusión,
porque su mayor deseo
no es otro, que subir al cielo
y encontrar la mitad
de su extraviado corazón.

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