¿Intentar?

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La última de las clases era la más cansina de todas, Kenma lo tenía más que claro

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La última de las clases era la más cansina de todas, Kenma lo tenía más que claro. Había pasado toda la clase pensando en aquel peso innecesario que simplemente dejó caer sobre los hombros de Kuroo, arrepintiéndose profundamente de colocar a su mejor amigo en esa posición.

Ni siquiera comprendía cómo había dado el primer paso.

Sus mejillas comenzaron a bruñirse de aquel llamativo color cuando se descubrió lo expuesto que dejó su corazón ante Kuroo, lo poco que le importaba si su respuesta era negativa porque... Sabía que él no deseaba lastimarlo.

─¿Kenma?─ por primera vez, Hinata le habló con voz queda, tranquila─ ¿Escuchaste? Podemos salir ya.

Saliendo de su ensoñación y el abismo de culpa que sentía, se obligó a desperezarse para fijar sus ojos en la sonrisa de Hinata. El chico era maravilloso en verdad, tan lleno de vida, tan despreocupado e impulsivo, un opuesto total de Kenma.

Pero su corazón ya no se alborotaba de la misma forma.

─Shōyō...─ antes de que consiguiera terminar de estructurar la oración, el aparatoso sonido de pasos corriendo en dirección a su clase lo sobresaltó.

─¡A por todas, bro!─ la voz tan característica de Bokuto resonó repetidas veces dentro del estrecho pasillo.

─¡Olvidaste tu cuaderno, imbécil!─ y esa, sin duda, era la voz molesta de Oikawa.

Kenma consideró esconderse debajo de su escritorio, si colocaba su mochila al frente nadie lo notaría tan fácilmente a menos que Hinata delatara su escondite secreto. Así que se puso de pie, listo para tomar su bolso y poner en práctica aquel plan, siendo frenado en el acto cuando Kuroo apareció en la puerta.

Si tan solo hubiese sido más rápido...

─¡Me rindo, Kenma!─ gritó el idiota mayor.

Tardó poco en aparecer Bokuto asomándose por detrás del hombro derecho de Kuroo, sonriendo sin comprender realmente la seriedad detrás de las palabras insulsas del pelinegro.

─¡Sí, él renuncia!─ le secundó en el grito antes de que la duda evidente resplandeciera en sus ojos de búho─ ¿A qué renuncias, bro?

El rostro avergonzado de Oikawa salió detrás del hombro libre de Kuroo, girando los ojos.

─Él se rinde, Kota-chan, idiota─ contestó Oikawa por él─ ¿Estás declarándote o liberándote de un trabajo?─ musitó antes de golpearle la nuca con un cuaderno.

Sus miradas conectaron entonces, la resolución implícita en toda su postura. Kenma se sintió ligeramente intimidado por aquello, no sabiendo cómo sería la mejor manera de reaccionar a la pregunta que él mismo había realizado el día anterior.

Ni siquiera se esperaba una respuesta tan pronta.

─¡Acéptalo, Ken-chan! Kuroo casi se salta la última clase para venir a decirte eso─ prosiguió Oikawa, riendo por lo bajo cuando el mencionado giró a verlo, su rostro entero enrojecido.

Hinata debió sacudirlo un poco para regresarlo a tierra, su tacto apenas alterando su pulso. Estaba decidido, Kenma en verdad lo tenía decido.

¿A quién demonios podría amar más que a Kuroo?

Se encontraba por abrir la boca para responder cuando alguien dentro del salón se aclaró la garganta con visible incomodidad, los ojos de aquel grupo girándose en dirección al escritorio del profesor que continuaba allí.

─Chicos, sé que esta es una gran época para que florezcan las relaciones, pero por favor abandonen mi salón si desean declararse.

Nunca volvería a ver a aquel hombre a los ojos, eso era seguro.

─Lo sentimos─ fueros las palabras de todos antes de que Hinata tomara las cosas de ambos y a Kenma por el brazo, llevándolo con él hasta la salida.

Mientras más se acortaba la distancia hacia Kuroo, podía sentir a su corazón palpitando con antelación, las emociones revoloteando y golpeando todos los nervios en su interior. Definitivamente algo había cambiado en esos meses.

En silencio, ambos chicos caminaron al lado del otro mientras los amigos les seguían a cierta distancia. Soportaron los minutos que tomaba llegar a la salida del edificio luego bajar incontable cantidad de escalones y, cuando al fin se encontraron en lo que parecía un lugar más alejado de los ojos curiosos de los demás, Kuroo habló.

─Intentémoslo en verdad esta vez─ pide, la sonrisa ladeada apareciendo mientras Kenma fruncía el ceño.

─No era necesario decirlo frente a un catedrático─ parecía lo suficientemente avergonzado como para que Kuroo se sintiera de igual forma─... Pero, .

Estaba bien con ello.

Estaba bien con ello

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¿𝑸𝒖𝒊𝒆́𝒏 𝑫𝒊𝒋𝒐 𝑬𝒔𝒐? •𝑲𝒖𝒓𝒐𝑲𝒆𝒏•Where stories live. Discover now