❬❛ 🥀 ⋮ hanahaki ❜❭

「 03 」

CAPÍTULO III
❬❛ 🥀 ⋮ Pétalos ❜❭

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Terminó por entrar a uno de los baños cercanos a las mazmorras de slytherin. El aire empezaba a faltarle, intentaba tranquilizarse y tomar algo de aire, pero parecía ahogarse más cada vez que trataba. Era como si algo quisiera salir de él.

Hasta que se detuvo.

De un momento a otro pudo observar varios pétalos de color blanco adornar el piso del baño. Al fin podía respirar con normalidad. Pero aquella escena no le dejaba nada tranquilo.

Conocía esos pétalos. Alguna vez leyó sobre el tema en uno de los tantos libros que existían en la mansión de los Malfoy. El color blanco en las flores solía representar la pureza o inocencia, por eso cuando alguien regalaba una flor blanca, era porque sus sentimientos eran puros. Sentía que su cabeza explotaría en cualquier momento, así que se negaba a darle más vueltas al asunto de Potter y los sentimientos puros e inocentes que había desarrollado por él.

—Pensarlo me da nauseas—. Dijo para si mismo, haciendo una mueca de disgusto.

Recogió los pétalos del suelo y se deshizo de ellos con rapidez, antes de que alguien más pudiera verlos. Lavó su cara con agua fría, y se quedó observando su reflejo por un momento. Sorpresivamente estaba aún más pálido, y la parte debajo de sus ojos se oscureció un poco, mostrando un tono violáceo. Lanzó mil improperios al aire.

Sabía que era lo que tenía, y era consciente de que debía ir cuanto antes a la enfermería o acudir con un profesor de confianza, pero no estaba preparado para ninguna de las dos, le resultaba sumamente vergonzoso, no quería hablar con el profesor Snape sobre sus sentimientos, ni preocupar a nadie más.

Tragó saliva con dificultad. No podía dejar que nadie más se enterara de lo que le pasaba en ese momento. Esa enfermedad le resultó patética desde el primer momento en el que le hablaron de ella. Burlándose de las víctimas que no fueron capaces de controlar sus sentimientos. Le costaba creer que la padecía, aún habiendo expulsado pétalos, le resultaba difícil procesarlo.

Cuando llegó a los dormitorios, se recostó en su cama, y se removió ansiosamente sin conciliar el sueño. Sus pensamientos no se callaban, intentaba averiguar que opción era mejor. Se esforzaba en formular algo que resultara bien para él, pero todo era tan complejo, y estaba seguro de que no tenía mucho tiempo para tomar una decisión.

Había escuchado por los pasillos casos donde alguien sanaba del habahaki porque lograban que la otra persona se enamorara de vuelta. Que afortunados, pero seguramente solo eran muy idiotas para darse cuenta sin el malestar. Draco estaba seguro que Potter no lo veía de esa manera, y no lo vería así jamás. Eran rivales desde los once años.

Sintió sus ojos arder, sabía lo que significaba, quería llorar. Y no se contuvo, dejó que las lágrimas cayeran sobre sus mejillas hasta la almohada, dejando un caliente camino sobre su rostro. No imaginaba su situación a futuro. Se atormentaba con diversas hipótesis de sus días siguientes. Estaba siendo bastante pesimista, pero no quería hacerse una falsa esperanza.

Tenía tantas preguntas dentro de él, que sentía su cerebro trabajar a gran velocidad. En consecuencia, comenzó a dolerle la cabeza horrorosamente.