Jaime

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Otoño

Ese que está en la foto de curso soy yo. Es una foto antigua, pero soy yo cuando tenía doce. Es decir, fui. Soy el gordito abajo a la derecha que se ha pues to en pose de foto de equipo de fútbol, a pesar de ser un desastre en la cancha. Soy gordo, lo era en la época de la foto y lo sé y no me importa. Me dicen el guatón Cárcamo y nadie me llama por mi nombre, Jaime, porque cuando se tiene esa edad eres lo que pareces más que quien realmente eres. Es como si uno se ganarael nombre propio a fuerza de logros, puñetes, triunfos y derrotas.

El guatón Cárcamo está en esa foto y pronto dejará de serlo. Me vendrá la hepatitis de ese verano, que estropeó las vacaciones a toda la familia y despertaré en marzo más alto y más flaco . «¿ Qué te pasó , guatón Cárcamo?». Yo ya no era el guatón Cárcamo. No era guatón, no tenía ni un gramo de grasa y medía como una cabeza sobre el resto de mis compañeros. Pero lo de guatón Cárcamo no se acaba de un día para otro porque en un rincón de la mente sigues siendo el gordito chistoso del curso. Además, de pronto, tus compañeras se transforman y les cambia el cuerpo y te pasan cosas con ellas. Y tienes espinillas y la mamá te pone frenillos que paga con mala cara mi papá y no sé bien quién soy. Cuando me dicen Jaime ni siquiera sé si me están hablando a mí.

El año que nos volvimos todos un poco locosWhere stories live. Discover now