Marta

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Ay, qué patético, súper mala onda, lo lamento, hasta hoy me da vergüenza. Nunca había tomado, nunca, menos tanto, menos pisco, pero cuando vi al Julio me puse como loca, lo habíamos visto antes con la Claudia y la Frida y todas estábamos buscándolo, cosas de mujeres, y yo la muy tonta quería demostrarle que me la podía, ¡yo!, que era la más corta de genio, la más tímida, venir a hacer el ridículo, tamaño bochorno y no sé bien qué pasó, qué me preguntan tanto si no tengo idea, ¡no tengo idea!, y me castigaron sin ir a fiestas y yo alegué hasta que me quedé ronca y sé que nos descueraron en la reunión de padres y apoderados y querían echar al Julio primero, que era hijo de locos, que sabían que era un arreglo extraño entre el rector y sus amistades, que este es un colegio decente y que había que llevarme a tratamiento psicológico o psiquiátrico, y a la pobre Frida le eché a perder la fiesta y a las dos de la mañana cada uno en su casa como si hubiera habido un incendio, la mamá de la Frida llamando a todos los papás, patético, faltaba no más el cuerpo de bomberos y las sirenas, yo desperté al otro día y cuando me contaron... ¡qué vergüenza, un horror!

El año que nos volvimos todos un poco locosKde žijí příběhy. Začni objevovat