Capítulo 11: ...nadie nunca comprendió.

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Advertencias: Lime (explícito, así como, casi relaciones sexuales)

Capítulo beteado por la fabulosa Sthefynice.

Capítulo 11: ...nadie nunca comprendió.

Allura fue rápida en administrar los asuntos de la colonia, y con la previa autorización de los Arusianos, transportó la colonia Alteana hasta Arus, en donde poco a poco comenzaron a prosperar. Al cabo de unos meses, el Castillo de los Leones se convirtió en el epicentro de una colonia estable y, por ello, se volvió la sede de la Coalición Intergaláctica, ya que la mayoría de sus integrantes parecían contentos con ello.

Como una adecuada sede, Nueva Altea era centro de las reuniones más aburridas entre líderes de la coalición en donde definitivamente, los paladines debían estar presentes como representantes de la paz.

—En una de estas, se le escapa otro graznido— Pidge le susurró a Lance, mientras tomaba otra copa del extraño jugo Arusiano que sabía a vino y jugo de naranja.

Hunk, afectado por el alcohol, rió tontamente cuando el delegado de un planeta cuyo nombre era casi imposible de pronunciar, empezó a hablar y su cara similar a la de un pato le dio más peso al chiste malo de Pidge.

Estaban discutiendo sobre algún sistema apartado, del cual los milenios habían desdibujado su pertenencia a un reinado de un planeta ya extinto, o el gobierno de otros cinco. Allura estaba, técnicamente "sola", junto a Lotor y Shiro, en su puesto de neutralidad, luchando por calmar los ánimos.

Todos parecían tener su opinión sobre el caso y, obviamente, un bando al que favorecer.

—Magistrado Jrookekrika— Allura insistió, con una voz suave que intentaba llegar hasta la parte más blanda del hombre pato.

—No, no, ¡NO! Los Brotuanos no tienen derecho sobre nuestro territorio desde la caída del quinto anillo.

—Sea congruente—Lotor empezó.

—¡Absolutamente NO!

La algarabía se revolvió en la sala de nuevo, incluso una especie tan centrada como los Olkary empezaron a bufar sobre "dignidad" y "entereza" al magistrado.

—Odio la diplomacia— para no parecer tan ajeno al alboroto, Keith gruñía de vez en cuando, y Lance sólo asentía, mientras completaba otra "O" torcida en su juego de tres en raya oculto bajo el elevado de la mesa circular. Keith echó un vistazo, completó una "X" e inevitablemente ganó por decima u octava vez en la noche.

—Aún no sé cómo lo haces.

Keith se encogió de hombros en respuesta.

Finalmente, el alcohol arusiano amilanó el ambiente entre las cabezas de la coalición hasta dejarlos rezongando sobre asuntos banales. Allura, con su inesperada resistencia a la bebida, finalmente mermó los disgustos entre los gobernantes bajo la divertida mirada de Lotor, que se había negado a probar un solo trago de alcohol.

Fueron conscientes de que ya no eran necesarios como símbolos de la paz, desde que Pidge se escabullera de la sala y Hunk se quedara dormido con el casco puesto en una posición que simulaba escuchar lo que sea que hablaran. Lance empujó su codo contra el hombro de un Keith apenas consciente, vestido con su armadura roja de paladín y ojeras bajo sus bonitos ojos semi abiertos.

—¿Eh?

—Psss, arriba. Apenas puedes mantenerte de pie.

—Hueles a alcohol—rezongó Keith, mientras lo que pretendía ser una civilizada charla se desenvolvía en la habitación. Keith tropezó dos pasos y se enganchó a los hombros de Lance con un brazo—. Apestas.

Excepto a TiWhere stories live. Discover now