Capítulo Diesiocho

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Horas antes de la tragedia.
Lilya esperaba en el ascensor pacientemente, a veces miraba su reflejo y acomodaba su flequillo, también con sus dedos cepillaba sus coletas desenrredando así estas. Al ver que su ascensor paro en el piso cuarenta miro directamente hacia la puerta, entro un esbelto muchacho de cabello rojizo y ojos dorados el cual se poso al otro extremo del acensor.

— Veo que sigues vivo, Hisoka. — Este soltó una leve risa picara.

— Maestra Li, veo que también esta viva. — Ambos se miraron, Hisoka presiono un botón haciendo que el ascensor parará su rumbo hacia la planta baja. El pelirrojo tomó las muñecas de la chica y las puso sobre su cabeza, relamio sus labios. — Creo que viene a ajustar cuentas.

— No voy a pelear si querías eso, solo dime el por que y te dejare en paz. — Lilya a pesar de todo, no se dejaba llevar por la ira, era una persona muy madura y capaz de todo, no perdería estribos y menos con él.

— ¿Y si le digo que voy por mis intereses? — La pelirosa rodó los ojos y se apartó del chico, ya sabia lo que vendría a continuación. — Pelear con él fue desepcionante, la fruta no maduro como yo lo esperaba.

— Bien, traicionar a tu maestra por un idiota que mataste seguramente de un solo golpe. Eres un... — Refunfuño entre dientes y puso en marcha el elevador otra vez. — Pero que se le puede hacer, debí suponerlo. Bien ya no te molesto mas payaso idiota.

— Li, ¿Que te parece si vamos a beber? Para celebrar de que ya no me odias. — Propuso el Arlequín aliento del ascensor con una pícara sonrisa entre sus labios.

— Ya qué, no es como si tuviera algo mejor que hacer. — Un dato interesante de Hisoka, es que a el le gustaba ver a su maestra ebria, siempre se quejaba de todo y se enteraba de grandes chismes que lo entretenían un rato mientras la cuidaba. Ambos se pondrían al día con lo que habían hecho de su vida en el tiempo que no estuvieron juntos. Lilya era una de las pocas personas que Hisoka respetaba, o si quiera la consideraba como algo.

Ambos llegaron a la cantina que están cerca del coliseo,  comenzaron a beber, Lilya mas que nada ya que Hisoka de vez en cuando pedía un Shot de tequila o wisky.

— Te diré un secreto Hisoka — Lilha lo abrazo por los hombros h lo acerco a ella, estaba mas que ebria, incluso se notaba en su tono de voz. — Honey a veces de encierra en su cuarto, por que creo que esta loca ya que comienza a hablar sola,  o no se, escuchó la voz de un niño y tengo la teoría que ya tiene un hijo y que lo ha ocultado todos estos años es su habitación. O usa su habilidad solo para hacerle cosas sucias a los niños, creo que el niño que tiene o hace cosas sucias con él se llamaba... ¿Choba?  — Comenzó a reir como desquisiada. — Y el le cuenta que necesita una hermanita o algo así, y quiere que Honey se embarace para eso y le va a poner Wunder. — Hisoka escuchaba con atención, Lilya a veces decía estupideces, estupideces que podrían ser ciertas, un borracho nunca miente dicen por ahí.

— Interesante.... — Murmuro y la miro mientras limpiaba el rostro de la chica. — Cuentame mas.

— A veces llora por un tal Feitan y grita diciendo "No, pero es que si salgo con Feitan estaría engañando a mi marido, aunque de haya muerto no he amado a otro hombre mas que él... ¡Ay!, ¡Pero es que Feitan es tan guapo!" Es una jodida loca.  Creo que toma mis polvitos mágicos de mi habitación, ¿Tu que crees señor dragón? — Le hablo a la nada. Volvió a reír. — Señor dragón, el es Hisoka, Hisoka, el es Ramón el dragón. Es un tipazo, cuenta los mejores chistes del mundo.

La tarde se fue volando, Lilya no dejaba de hablar sobre Honey e Hisoka se preguntaba: ¿Por que Feitan y no él? O sea, él era mas guapo y fuerte, el era un enano gruñon casi sacado del cuento de Blanca Nieves. Hisoka podría ser sádico, mujeriego, prostituto, payaso, pedófilo, etc. Pero nunca seria un enano malhumorado.

— Voy al baño, payaso. — Dijo Lilya mientras se levantaba tambaleando, Hisoka la ignoro mientras pensaba y analizaba la información recibida. No se dio cuenta ni siquiera cuando Lilya se fue del lugar.

Lilya caminaba por las ahora vacías calles de York, miraba rodó de colores y hasta Ramón el dragón se había quedado "Hablando con Hisoka", pensó que era buena idea meterse a un callejón para después quedarse a dormir ahí, después de buscar el callejón perfecto y encontrarlo se metió hacia este. Se recargo contra la pared y a duras penas se sento.

Miro a la lejanía como un hombre se acercaba hacia ella, encapuchado, parecía el jodido Aiden Pearce en persona, simplemente se le quedó viendo con una boba sonrisa. La tomo del menton y en un rápido movimiento corto su cuello con una aflilada garra. La sangre comenzó a salir a gorgotones de su cuello, ni siquiera la chica pudo defenderse al estar tan ebria, la sangre incluso salio de su boca hasta darle su muerte definitiva, aquel usuario corto su un mechón de su cabello y lo guardó en su cacheta, comenzó a tomar fotos de aquel acto, su mirada se dirigió hacia los sonidos de pisadas provenientes a sus espaldas, al ver a la rubia huyó del lugar.

Horas después de la tragedia.

— Yo... Yo no lo se.... No había llegado a la habitación del coliseo y yo... Salí a buscarla y... La mire ahí en el suelo, después de que ese tipo huyo. No... No puede ser que Lilya... — El detective la tranquilizo, no le gustaba ver llorar a la gente y menos a una chica tan linda como ella... Mucho menos a una chica influyente en la mafia como ella.

— Te ayudaré a encontrar al asesino.

Patrañas.

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