CAPÍTULO XV: DESTINO SELLADO

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Ume no le despego la mirada a Liz, no parecía molesta sino sorprendida y algo inquieta. Mei supuso que pegaría un grito de molestia o indignación pero en vez de eso soltó uno de alegría.

-¡Si tú estás aquí significa que Yuzu vendrá pronto! Mi niña ya te extrañaba mucho. –dijo abrazando a Liz.

-Y yo a ti madre. –respondió sonriéndole y correspondiendo el abrazo. –Siempre quise venir a Tokio y apenas he podido.

-Me imagino, ese asno que tengo por hija que no puede entender lo primordial que es que la familia este junta en navidad o año nuevo.

-Tenga paciencia con Yuzu. –dijo sonriendo. –Ahora está pasando... pasan cosas complicadas.

-Complicada mis polainas. Complica su vida y la de los demás por cosas que se resuelven con un perdón. Pero de eso ya hablare con ella en cuanto le vea, por ahora vamos a comer.

Mei jamás había escuchado a Ume expresarse así de Yuzu, así que Liz tenía razón en lo que le dijo y eso le deprimió. Fueron al comedor y de inmediato Yuu se puso al servicio de ellos. El plato fue simplemente lasaña y un espagueti a la boloñesa cosa soberbia y tan rica que Mei no pudo evitar soltar una alabanza al sazón de Ume.

-El secreto es el laurel. –dijo en susurro. –Esa hoja es tan buena pero debes saber cómo usarla y en que dosis.

-Yuzu saco el sazón tan exquisito de Koichi, madre. –agrego Liz sonriendo.

-¿Quién es Koichi? –cuestiono Mei curiosa

-Así se llama el padre de Yuzu, Mei-chan. –respondió Ume nostálgica. –Él era un excelente cocinero, de hecho en nuestra primera cita me cocino un filete con salsa de higo, y con eso me conquisto.

-Algo similar me paso con Yuzu, pero a ella se le quemo la comida. –dijo riéndose. –se puso muy nerviosa y se distrajo, pero debo reconocer que aun quemado sabia delicioso. Ese día le dije que tal vez su destino estaba en gastronomía en vez de genética, aunque claro, me dijo que no estaba interesada en presentar comida quemada a los comensales.

-Uh... ¿a Yuzu quemándosele la comida? Un raro suceso digno de ver. –dijo Ume burlona. -Siempre le pasa lo mismo cuando quiere impresionar a alguien... es de esas veces cuando quieres lucirte con quien te gusta pero terminas saboteandote a ti mismo.

Mei de pronto recordó la vez de navidad donde encontró varios pasteles quemados o crudos. Al parecer Ume lo recordó porque soltó una risotada, la cual duro varios minutos y Liz le acerco agua pero al beber un poco la risa le volvió a ganar y se ahogó provocando que le levantara para correr al baño cercano. Liz y Mei se quedaron en la mesa ya que Yuu fue a asistirla y por si se requería salvar a la pobre señora.

-De hecho Yuzu me contó que la primera vez que no le salía comida por los nervios fue hacía ya seis años, cuando en navidad quiso prepararte una comida buena y no le salía el pastel. –dijo Liz mirando su plato. –Supongo que eso significa que si hacemos un rango de quien ha puesto más nerviosa a Yuzu ganas tú por mucho de mí. Odio reconocerlo pero hasta en eso eres... más importante que yo, ¿no te parece?

Mei no sabía cómo responder a eso, simplemente siguió el ejemplo de Liz y miro su plato con un trozo de pastel de chocolate.

-Eres alguien muy importante para Yuzu... y siento un poco de celos. –murmuro Liz apretando el tenedor. -De hecho admitiré que yo siento algo de aversión contra ti por eso. Supongo que en el fondo ambas no nos llevaremos bien por tener en punto de disputa a Yuzu.

-¿Celos... de mí? –dijo Mei sorprendida. -No entiendo el por qué seria eso considerando la posición en la que me encuentro. Tú llevas su apellido, su anillo y su futuro. Yo en cambio solo simbolizo su pasado y nada más.

DESEO DE MEDIA NOCHE (CITRUS)Where stories live. Discover now