CAPÍTULO XXIV: CERCA DE GANAR

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El papeleo era enorme y Yuzu suspiro cansada, llevaba ya tres días con lo mismo y no podía hacer que ningún estado financiero cuadrara. Los tenía desde hacía dos años, cada uno aumentaba de poco en poco a la semana hasta ya volverse mermas bastante alarmantes, lo curioso es que se justificaban con cirugías costosas y pacientes que morían en quirófano sin familiar alguno.

La desviación de recursos se da de diferentes maneras, es como evitar pagarle al fisco impuestos metiendo todo como deducible. Si Coulter estaba robándole dinero no lo haría el mismo sino utilizaría a jefes de personal o personal mismo de la rama administrativa. Debía encontrar una forma de conectarlo todo para con él sin la necesidad de poner en riesgo a la morena mandándola a esos lugares peligrosos.

Descanso la vista alejando la carpeta y centro su atención en algunos papales por firmar del propio hospital y uno que otro de sus otros negocios. Termino rápido y los dejo a un lado, ya se los daría a Miyuki para mandarlos por correo privado. En la mañana le fue traído un correo desde la prisión, por parte de Roger Costa, tanto que reviso ocasiono que se le olvidase así que de inmediato tomo aquel sobre y lo leyó:

"No quería hacer nada malo. Me involucre con el diablo y termine siendo condenado a pagar por el favor. Ya vino a verme su amigo y he decidido colaborar con usted por lo que mi muerte está segura, espero que esta carta llegue a usted pronto y sepa que, dentro de mi caja fuerte, en una pequeña y roja Mamushka, esta lo que usted necesita para poder deshacerse de él. Lo conseguí de un viejo amigo al cual contacte, no sé si él se ponga de su lado o no, es desconfiado e impredecible. Espero que le sirva y expíe mi pecado."

Yuzu al terminar de leerlo tomo su móvil y llamo al inspector Kang Jinha, sus influencias y el seductor sonido de un favor bien pagado de alguien con poder lograron ofrecer de Jinha su ayuda extraoficial a la castaña cuando ella lo quisiera. Con el mensaje hecho recibió la respuesta afirmativa y una cita para esta tarde con el pedido, se recostó un poco en el respaldo de la silla y lanzo un suspiro satisfecho. Cerro los ojos para tratar descansar un poco.

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Era hermoso aquella casa, tan tradicional y rustica daba un olor a campo húmedo y fresco, la madera crujía al caminar y la chimenea daba un olor a carbón al pasar. La piedra que se usaba en algunas partes era volcánica y otros de cantera, la humedad no se manifestó en forma de moho así que no le causo ansias.

A sus espaldas se alzaban cinco personas, pero una de ellas estaba cubierta de negro y le daba el aspecto de un espectro. Comenzó a caminar meciéndose como un susurro, zigzag, fru fru, la manta negra se movía como el agua. Se paro frente a ella y con su mano putrefacta le toco el pecho.

"Muérete, Yuzuko Okogi." Dijo y una sonrisa espeluznante logro verse a pesar de lo que le cubría la cara. "Bang"

Un dolor horrible le atravesó el pecho y cayó de rodillas jadeando. Liz se puso a su altura y le toco el hombro logrando que alzara la cara.

"Sería mejor que murieras de una vez, ¿no te parece?" su voz era una filosa cuchilla.

-Liz... -dijo paralizada por las palabras.

Poco a poco Liz fue envuelta por la oscuridad de la sombra.

"Es tu culpa." Le tomo del cuello. "Si no te hubieras metido donde no te llamaban yo habría- "

El escenario cambio. Ahora estaba sobre los cuerpos de dos hombres, sus manos sostenían el arma asesina y estaba llena de sangre. Los desfigurados rostros de los allanadores se mostraban satisfechos.

DESEO DE MEDIA NOCHE (CITRUS)Where stories live. Discover now