⓿❸

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El maldito dolor de cabeza lo atormentaba desde que tuvo que despertarse, o sea, todo el maldito día.

Una borrachera de ese estilo, sumado a dormir solo un par de horas, los problemas que tenía con su padre, un vuelo de muchas horas y la insoportable canción del taxista eran una combinación perfecta para querer matarse.

Suspiró frustrado y miró por la ventana, donde las imperdibles luces de la torre Eiffel fueron encendidas.

Hubiera disfrutado de las vistas de la hermosa ciudad si no se sintiera tan mal. Pero en ese momento se fijó como las lujosas casas se iban quedando atrás y empezaban a ingresar a un barrio un poco menos lujoso.

Frunció el ceño y miró a todos sitios, entonces decidió tocar la ventanilla del conductor del taxi, pero el señor no parecía escucharle, estaba demasiado inspirado cantando a todo pulmón À la plus haute branche de Celine Dion.

Quería golpearlo o cagarse en el mundo entero por sus problemas.

Con la palma abierta golpeó varias veces la ventanilla, hasta que el señor le bajó un poco a la música francesa de la cual no entendía un carajo, entonces el señor detuvo el auto y miró hacia atrás a través de la ventanilla esperando una respuesta.

Wonho suspiró y fingió una sonrisa amable mientras se acomodaba en el asiento.

— Disculpe, creo que hay una equivocación... Estoy seguro de que mi apartamento quedó en los barrios de atrás... —señaló hacia atrás y el hombre arqueó una ceja— mire, ya sé que no puedo decirle a un taxista como hacer su trabajo, pero estoy seguro de que la dirección del papelito que le di, no es aquí...

Ensanchó su fingida sonrisa y levantó las cejas esperando alguna respuesta de aquel hombre que estaba viéndolo inexpresivo.

— Excusez-moi, je ne comprends pas ce qu'il dit...

Wonho se tapó la cara con frustración y luego lo miró fijamente, muy molesto.

— A ver anciano, le acepto que por la edad se pase de barrio... ¡Pero no se pase de verga! ¿Me ve cara de francés acaso? —el hombre lo miró molesto, pues no necesitaba entender el idioma de Wonho para saber que estaba tratándolo mal.

Entonces frunció el ceño y apagó el auto, bajándose rápidamente, Wonho imitó sus acciones y al hacerlo se dio cuenta que el señor estaba sacando su equipaje del maletero.

— ¡Oiga, no! ¿Qué pretende? —otra maleta a la calle y Wonho lo miró muy molesto al escuchar muchas palabras molestas en francés— No se que dice, pero por si acaso... ¡La suya desgraciado! —se posicionó torpemente en posición de ataque cuando vio que el señor se acercaba, pero para su sorpresa, el hombre solo venía a lanzarle el papelito al lado de sus maletas y le señaló el edificio detrás de él.

— C'est le bon endroit, bienvenue dans votre nouvelle maison, imbécile! —Wonho abrió la boca y se llevó la mano al pecho, pero rápidamente lo señaló.

— ¡Entendí esa última parte! —el señor subió al taxi nuevamente— ¡Eso es! Huye cobarde... ¡Cuando quieras vuelves y te parto le madre! —el auto se puso en marcha y el señor sacó su mano por la ventanilla mostrándole el dedo medio.

Wonho suspiró molesto y recogió el papel del suelo, solo para llevarse la horrible sorpresa de que estaba justo en la dirección correcta.

Por primera vez desde que se le fue entregado, decidió darle la vuelta al papel y leer lo que su padre le dejó allí.

"Cancelé el alquiler de tu lujoso apartamento en Francia por la escenita de la borrachera, pero no te preocupes hijo, el dinero que me ahorré en tu alquiler estará bien invertido en volver a dejar como nuevo el patio delantero que tu madre había cuidado tanto por varios años, así que olvídate del room service.

La Visa Nos Unió  Where stories live. Discover now