Capítulo 23

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Capítulo 23

_ Buenas tardes señorita Griffin. –

_ Hola Niylah. –

Clarke ingresó al despacho de su terapeuta y se sentó en mullido sillón que estaba en un pequeño diván.

_ ¿Hoy usaremos el diván? – pregunto Niylah mientras estudiaba a Clarke con la mirada. –

_ Sí, hace frío para estar sentada en una silla frente al escritorio. –

_ Tengo prendida la calefacción Clarke. –

Niylah continuó mirándola a los ojos fijamente, se dio cuenta de que Clarke había estado llorando, fue por eso mismo que la rubia no pudo aguantarle demasiado tiempo la mirada.

_ Y dime Clarke ¿Qué te trae por aquí? –

_ ¿Qué me trae por aquí? – pregunto un tanto extrañada. – es lunes ¿o no? –

_ Sí, es lunes, pero – Niylah miró su reloj de pulsera. – llegaste exactamente una hora antes, entraste prácticamente sin que te diera permiso y te acomodaste en un lugar que nunca usaste. –

_ Lo siento, no sabía que era tan temprano. –

Por más de que Clarke aceptara que había llegado demasiado temprano a su cita, no se había movido ni un centímetro de su lugar, parecía estar aferrada con garras a ese sofá.

_ Debes esperar allí. – Niylah señaló el cuarto que usaba de sala de espera. –

_ Pero... -

_ Estoy en mi horario de almuerzo. –

_ ¿No puedes adelantarme una hora?

_ No puedo cambiar mis horarios por ti Clarke, a menos que vea que es realmente necesario. –

_ Lo siento. – repitió y esta vez sí se paró de su lugar. – esperaré allí. ¿Me buscaras? –

_ Te buscaré cuando sea el horario. –

Clarke asintió y salió del consultorio, se sentó en una de aquellas frías sillas fuera del lugar, en un pequeño cuarto de espera. La rubia suspiro y vio como la puerta del consultorio se cerró. Lo único que se escuchaba en esos momentos era el tic-tac del reloj, algo que la ponía un tanto nerviosa.

Clarke no se había dado cuenta en el momento que decidió dejar todo en el taller y salir directamente para el consultorio de Niylah, es más cuando bajó la vista se dio cuenta de que aún seguía con el mono de trabajo, tenía las manos sucias con restos de grasa de motor.

La rubia se refregó las manos en el mono, intentando de aquella manera quitarse toda la suciedad, sus respiraciones comenzaron a incrementarse, como había ocurrido en el momento en el que salió del taller. Clarke levantó sus piernas, apoyando sus pies en la silla, abrazo sus piernas con los brazos y apoyó la frente en sus rodillas, intentó tranquilizarse de aquella manera, intento que las respiraciones fuesen más pausadas, pero le estaba costando, mucho más de lo que le costaría un día normal.

Clarke cerró sus ojos con fuerzas, no quería que las lágrimas comenzaran a caer nuevamente, empezó a mecerse hacia adelante y atrás, apretaba con fuerzas sus piernas, intentaba controlar aquella ansiedad, lo intentaba con todas sus fuerzas.

No sabe cuántos minutos pasaron, ni cuando su respiración volvió a la normalidad, ni cuando sus latidos disminuyeron. Lo único que supo fue que se sentía un poco mejor, que la sensación de ahogamiento había acabado, que su mono de trabajo estaba mojado gracias a sus lágrimas, aquellas que no pudo controlar. Clarke se pasó el dorso de las manos por las mejillas para limpiarse los restos de lágrimas, se levantó de su lugar y comenzó a caminar hacia la salida, pero la voz de Niylah la detuvieron.

A Veces [ClexaAU]Where stories live. Discover now