Holly [Misterio]

Capítulo 16: Insistencia peligrosa

Foto multimedia: Brandon Quelerman

Capítulo Dedicado:  RitaRamirez2

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Texa

Las 7:00 am. Hora de hablar con Diana.

Sujeto mi celular, observando la poca e innecesaria batería para llamar.

Agarro un lápiz, y marco su número en mi libreta.

La lluvia vuelve aparecer, el cielo está relampagueante.

Me dirijo a la comedor descalza, voy por el delgado pero pasable pasillo. Ligando que Brandon aún esté durmiendo, giro pulcramente al local, pegado a la pared, ignorando por completo el comedor. Esperando que Brandon no esté allí.

¡De pronto!

–¡Hola cielito! ¿No vas a desayunar? –me sobresalta Brandon. ¡Maldición! Volteo a él, sentado en la mesa de marfil gris, mientras desayuna Crepas Light.

La lluvia se pone cada vez más fuerte.

–¡No me llames así! –exclamo; él sonríe.

–¿Siempres despiertas así, o...? –dice sarcásticamente.

–¡Calla! Llamaré –lo callo también con mi mano, mientras mi oído se apoya en el local.

Él sólo come, con curiosidad pero come.

Repica

–¡Hola Diana, soy Texa! –contesto–. Sí, sé que te extraña mi llamada... Necesito que vengas a mi casa... ¡No! No tengo gomitas ...¿Vas a venir? ... ¡Perfecto! Tengo algo que contarte, te vas a morir, literalmente –Brandon me observa rápidamente, soltando el tenedor–. Hablamos aquí, adiós. –susurro.

Mis manos sudan, mi frente suda.

Cuelgo sin esperar la despedida de Diana. Voy al comedor, poniendo a cargar mi descargado celular.

Él me habla interrumpiendo mi serenidad:

–¿Porqué andas tan misteriosa, princesa? –exclama Brandon. Yo suspiro ignorándolo.

Lo ignoro

–Espero tú respuesta princesa. –inciste.

–¿Misteriosa cómo? –me volteo con una mirada desafiante.

Me alzo con mi actitud.

–¡Misteriosa! Llamas a escondidas, me tratas mal, te detesta que te diga apodos. ¿Qué fue lo qué pasó ayer? ¿Con quién hablabas? –ignoro lo que dice. ¿Porqué tan insegura contigo misma? –este reproche, cambió mi rostro.

–No quiero hablar –pido queriendo ir al baño.

–¿Por qué no? –toca la punta de su nariz–. ¿Porqué ignoras todo? –me grita sujetándome del brazo.

–¡Porque sí! –grito con un torbellino de pasiones que se apodera de mí–. Fui violada a los 8 años, por un señor que pretendía llamarse padre, no confió en los hombres, son unos miserables, ¿cómo quieres qué esté? Soy huérfana, Brandon –dejo soltar un mar de dolor y lágrimas–. ¿Tú qué sabes de eso? Dime, eres chico. Eres guapo, tienes padres, dinero, mujeres atrás de ti haciendo filas –Él sólo baja la mirada, tal como un perro regañado–. ¡eso pensé! ¡Eso pensé! –lo miro con desprecio, dirigiéndome al baño.

Es un imbécil.

Me asomo en el espejo del baño.

–Necesito retocarme. Hoy será un día agitado, que iniciará apenas cuando suene mi celular –digo para mi misma. Sin embargo, Brandon escucha.