17: Especial

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Por la puerta del despacho del alfa Anderson entraba la amable y siempre muy amorosa ama de llaves, Martha, en sus manos cargaba un sobre blanco con solo un nombre grabado además de un elegante sello en cera azul.

— Señor, llego esta carta — el ama de llaves la deja sobre el escritorio del alfa Anderson.

— ¿Una carta?

— Sí señor, acaba de llegar

— Muy bien, la leeré y por favor tráeme una taza de café Martha.

— Claro que sí señor, enseguida se la traigo.

-Una carta, que raro, hace mucho que no recibo una de estas, creo que desde que se inventó el teléfono-, Paul reía por su propia ocurrencia, mientras abría la extraña e inesperada carta, extraña porque no tenía remitente solo destinatario, el cual era solo el nombre, "Paul Anderson".

Aun con incertidumbre y algo de cautela, abrió la carta revelando así su contenido, la leyó con detenimiento, pero conforme avanzaba en la lectura su cara iba cambiando, la seriedad pintada en su rostro fue borrada por la sorpresa para luego volverse ansiedad.

Nada más término de leer la carta salió corriendo gritando el nombre de su querida hermana pequeña.

— ¡Sofía!

— Que pasa hermano ya cállate, vas a despertar a todos en la casa, que no te das cuenta la hora que es— lo regaño, la chica limpiaba con uno de sus dedos su ojo derecho, al parecer como anteriormente había dicho, la había despertado.

— Lo sé, pero llego una carta.

— ¡Wuuu! Enserio, una carta de amor o ¿Qué? — Sofía se burlaba un poco de Paul.

— No seas tonta por favor, si fuera eso no estaría llamándote.

— ¡Ay perdón!, no hacía falta la ofensa hermanito.

— Lo siento, pero ya deja eso tienes que leer esta carta — el alfa comenzaba a perder la calma, la existencia de esa carta lo tenía un tanto nervioso.

— Esta bien, la leeré, pero si me sales con una estupidez te juro que convenceré a Andy de que duerma conmigo los días que Max estará de viaje — lo amenazó sabiendo bien el punto débil de su hermano.

— No es un juego, solo léela y me entenderás.

Sofía rodó los ojos más sin embargo tomo la carta y la leyó, sufrió la misma reacción que Paul, sorpresa y ansiedad quedaron grabados en su rostro.

— Esto no puede ser hermano, estas seguro que nadie nos está jugando una broma.

— No lo creo Sofía, el sobre estaba sellado con el emblema de la familia y la tradicional cera azul.

— Pero se supone que volverían en dos años más.

— Lo sé, ya lo sé, pero mira bien la carta, es su letra — la desesperación estaba consumiéndolos.

— Si, ya lo note, que harás hermanito se supone que llegan mañana.

— No, más bien que haremos, no soy el único metido en esto, son tus padres también.

— Que haré, lo que haré será tomar a Max e irnos, él estará de viaje y yo me esconderé en la manada.

— No, no harás eso, no me dejaras solo con ellos, sabes lo que pasara.

— Sí, lo sé y por eso mismo estoy escapando con Max.

— No seas cobarde Sofía, tarde o temprano deberán conocer a tu esposo.

Mi DestinoWhere stories live. Discover now