Capítulo 6.

936 95 50
                                    


—Bueno... esto que viene ahora sí que es un temazo.

Noemí hace una pausa dramática. Manu se inclina sobre ella para ver el título de la canción que les toca repartir.

—Ouh, yes...

—La la land.

Su voz suena firme y elevada, provocando justo la reacción que deseaba causar. La exclamación que resuena por la sala de ensayos es patente. No solo Alfred ha aguantado la respiración. No podría ser que tuviera tanta suerte...

Cuando en el Chat de la noche anterior le preguntaron con qué chica de la academia le gustaría cantar la gala tres, no lo dudó: con Amaia.

—City of Stars.

Se repite la exclamación grupal de antes, solo que esta vez está unos tonos por arriba. Aitana se lleva las manos a la cara "es preciosa", dice. Amaia no lo resiste y se le escapa un "yo quiero..." con voz de bebé. Ante lo que Aitana responde "Ni de coña"...

Alfred no puede evitar mirarla. Está sentada debajo de él. Dos sitios a su derecha y está preciosa.

Días antes habían improvisado esa misma canción en el piano. Alfred no sabe el tipo de relación que tienen. Amaia tampoco. La única que ha intentado ponerle etiquetas ha sido Aitana y fue bajo un chorro de agua caliente y la intimidad que las duchas ofrecían. Sin embargo Amaia no soltó prenda.

Alfred sabe que Amaia no le gusta, es más que eso. Y no puede explicar que es lo que siente exactamente porque no lo ha sentido nunca antes. El chico se ha enamorado antes, lo reconoce; pero también reconoce que está enamorado de Amaia. Sin embargo hay algo más.

Noemí inspira, expira y lo suelta.

—Amaia y Alfred.

Un cúmulo de sucesos empieza.

—Lo sabía, Amaia. Lo sabía. Es que lo sabía —exclama Mireya haciendo aspavientos.

Aitana le da un codazo a su amiga, que se levanta para ir a recoger el libreto. Busca a Alfred con la mirada pero no lo encuentra.

Él está tumbado, en el suelo. Haciéndose el desmayado de broma pero tomándose unos segundos para asimilarlo: Va a cantar con Amaia.

Amaia ha recogido su libreto ya, pero cuando él baja no recoge el suyo, sino que se abre los brazos y la recibe en ellos.

—Alfreed.

—Me da igual la letra.

Los profesores ríen la broma pero él lo dice muy enserio. Mientras esté ella, como si tiene que rapear mientras hace el pino. Amaia lleva la mano a su nuca, instintiva. Él, mientras, entierra su nariz en el cuello de ella y aspira su aroma. Deja un beso encima de su hombro y se separan.

El momento no ha durado más de tres segundos pero ha sido suficiente para hacerle erizar todos los vellos de su cuerpo.

—Jo, tía, lo había soñado.

—Que bien, que bien.



Amaia siente que vive en un déjà vu constante; no por lo que vive, sino por lo que siente cuando lo vive. Alfred y ella toman los tonos de la canción y de repente vuelve a sentirse en aquel garito: rodeada de cuero, madera y gin-tonics.

Le gusta su voz siempre. No solo cantada, hablada también. Pero cuando llega esa última frase suya en la canción... Amaia podría encerrarse a vivir en ese momento. Pedirles a Manu y a Noe que les dejen tocar el piano en la gala ha sido atrevido, pero Amaia sabe que de no haberlo hecho se hubiera arrepentido toda su vida.

Flor de LirioWhere stories live. Discover now