Capítulo 14.

2.1K 94 136
                                    


A veces... simplemente pasaba. La inspiración venía sin ser llamada. Y entonces... entonces su cabeza se colapsaba.

Por una parte un remolino de notas e ideas musicales se arremolinaban en ella, intentando entrar todas a la vez en su mente y ordenarse según la Diosa —la música— mandara.

Por otra parte las letras acudían, formaban palabras y estas, a su vez, se disponían en versos.

En momentos como ese, Alfred tenía que sacar en forma de canción todo lo que por su mente pasaba.

Sus manos necesitaban moverse rápido sobre las teclas de un piano, o sobre las cuerdas de una guitarra.

Su cabeza necesitaba liberar todo aquello y plasmarlo en el mundo real antes de que empezara a olvidársele.

Por ello y agradeciendo ser el que dormía en la parte de fuera de la cama, se levantó; dejó una caricia rápida en la frente de Amaia y salió de aquella habitación.

Escapar del ambiente denso y condensado en el que estaba había sido como quitarse un peso de encima.

Alfred espera que nadie de producción le esté echando un mal de ojo ahora mismo, a las cuatro y diez de la madrugada, al verle sentarse al piano y empezar a componer.

Le da al botón rojo de la grabadora de su móvil.

Cierra los ojos.

Sus dedos, visiblemente separados y viciados por culpa del trombón, acarician las teclas del piano.

Se pone a tararear y se siente liberado.

Obliga a su mente a dejar de emplear parte de sus fuerzas en intentar retener la melodía, y la deja ir. Sabe que no la va a olvidar, es consciente de ello, así que empieza con la letra.

Alfred abre su cuaderno marrón. Las letras "Taller de músics" quedan contra la tapa negra del piano y se pone a escribir. Su letra es grande, fea e irregular. Pero es su letra.

Tachones aquí. Tachones allá. Termina de escribirla mucho antes de lo que él creía. O eso piensa él.

Está a punto de amanecer.

Alfred cierra la libreta, sale de la sala del piano y se dirige a la terraza. No ha dormido nada de nada y sin embargo una exaltación característica en él sabe que no lo va a dejar dormir. Sentado en el sofá de la terraza, cubierto por una manta, espera al sol.

Los ensayos del día anterior en plató lo han dejado exhausto, más aún con todas las emociones que cantar "Vete de mí" conlleva. A pesar de ello, al llegar de los últimos a la academia no ha conseguido dormirse.

Alfred sabe que el insomnio en las madrugadas de un lunes es algo peligroso. Alfred tiene miedo. El jurado de Operación Triunfo lo propuso para abandonar la academia la semana pasada. "Actuación imprecisa", dijeron. Si "Rock with you" les pareció imprecisa... Alfred no sabe cómo van a tomarse "Vete de mí".

Alfred tenía que buscar esa alma pura, esa persona llena de luz y pedirle que se alejara. Que se fuera. Que lo dejara solo. No por él, sino por ella. Para que no viera los lados más oscuros de si mismo. Porque él, con sus ansiedades y sus cosas... no se merece a alguien tan lleno de luz.


El sol no se hace de rogar demasiado y el cielo empieza a clarecer.

Por otro lado está lo otro. La otra parte de la interpretación, aquella persona de quien se despide porque ya no está.

Você leu todos os capítulos publicados.

⏰ Última atualização: Dec 06, 2018 ⏰

Adicione esta história à sua Biblioteca e seja notificado quando novos capítulos chegarem!

Flor de LirioOnde histórias criam vida. Descubra agora