Prólogo:

114 12 7
                                    


Mi nombre es Cayetano y soy el presidente del club los fénix, llegar acá no fue fácil, tuve que dejar muchas cosas a tras entre ellas a mi pequeña hermana Leandra. Antes de cumplir los 18 años conocí a un ángel que lo arrebataron de mis brazos por una guerra, él fue mi guía en este horrible planeta que llamamos tierra, fue el padre que nunca tuve, fue el loco que me enseño todo que se y el maldito loco que se interpuso en la bala que iba para mí, la cual lo termino matando, me arrebataron su vida, vi morir a mi padre en mi brazos y jure por su memoria que ardería el infierno porque desataron al maldito Satanás y el mismo quería venganza.

Nunca voy a poder olvidar el espantoso día donde mi vida volvió a cambiar, donde paso la mayor tragedia del mundo de las motos, de mi mundo, la muerte de un gran líder, hermano y padre. Me acuerdo que estábamos en guerra y también recuerdo estar enfrentado al presidente del club rival, éramos nosotros dos, cara a cara pero el destino me jugó una mala pasada y no tenia balas, estaba en una guerra sin balas pero antes de saber que pasaba un enorme cuerpo se abalanzo encima de mi quitándome del peligro y por su aroma y por la fuerza que me sostenía sabía quién era y mi parte humana sabia que lo había perdido. Cuando su cuerpo cayó sobre mí, me paralice y solo atine a moverlo y cubrirlo con mi cuerpo y gritar a los hermanos que seguían con vida ayuda, no me acuerdo un día que haya gritado tanto, mis cuerdas vocales me terminaron doliendo demasiado no podía hablar y para su entierro tuve que hacer un esfuerzo bárbaro para que se me escuchara.

Unos de los hermanos sostenían con las manos su herida y hacia presión y yo colocaba su cabeza en mis piernas de manera delicada.

Padre: hijo, me decía mientras movía su brazo y buscaba el mío.

Cayetano: no hables viejo, no gastes fuerzas. Vas a salir de esta, ya verás. En unos días estaremos tomando una cerveza en el patio del club con nuestros hermanos.

Padre: no me queda mucho tiempo, escúchame hijo.

Cayetano: no, tu vas a salir de esta, no me vas a dejar no vas a dejar a tu club.

Padre: Cayetano, promete unas cosas antes que me vaya, por favor.

Cuida al club, tú eres el nuevo presidente de los Fénix y búscala por dios. (Sonido de estar ahogándose) deja de alejarte y ponte los pantalones como un hombre y búscala y protegerla, dale un chaleco del club y que se vuelva un hermano del club. Tu sabrás donde buscar esa información.

Con ese suspiro de aliento me dio una y orden y me hizo jurarle la cosa que jure jamás hacer en esta vida, pero se lo había prometido a mi padre y yo nunca faltaba a la promesa de mi padre y la de mis hermanos y ahora como presidente no faltaría al al puesto que él me otorgo.

En cuestión de segundos vi como mi padre daba su último suspiro y yo me desagarraba las cuerdas vocales gritando papá, papá no me dejes.

Después de ese día de mierda, tiempo después estoy cumpliendo nuestra promesa y me encuentro en frente de la puerta de mi pequeña hermana con un único objetivo llevarla a mi club, a su club ahora en adelante y protegerla con mi vida, pero de algo tengo claro es que no será fácil y lo confirmo cuando la puerta del apartamento se abre y no pasa ni 10 segundos cuando la puerta es azotada en mi rostro, gracias a mis reflejos actué de manera rápida y puse mi bota impidiendo que se cerrara y con esa mi oportunidad de tener a mi hermana de vuelta. Sus ojos negros como la noche están prendidos fuegos y en ellos se ven reflejados todo tipo de emociones y ninguna bue hacia mi persona.

Tenía que medir mis pasos, porque uno en falso y esto se iba a la mierda, pero como el hombre que de negocios que soy lo dije de la manera más clara y directa te vienes conmigo ahora mismo y en ahora en adelante yo te cuido.

Pero dado que la sangre que corría por nuestras venas era la misma, supe de esto no saldría nada bueno. Ella ya no era la pequeña que deje hace años, la mujer que estaba enfrente de mí mirando con el mayor de los desprecios decía mucho de ella, hablaba de alguien que sabía dar guerra, pero no nos olvidemos de una cosa, he estado en la guerra desde hace años y se cómo jugar mis cartas a mi favor.

Club FénixWhere stories live. Discover now