Segundo renacer del Fénix

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Narra Cayetano:
Habían pasado seis largos meses desde ese trágico día en que el club los Fénix había perdido su presidente, y el día que había perdido a mi ángel, a mi mentor, a mi padre. Desde ese momento nada ha sido igual, su ausencia se notaba en cada rincón de la casa y del club. Todos necesitamos esos abrazos de  oso y esos consejos de un viejo sabio  y del mejor  en la ruta. A lo largo de estos seis meses tuve que aprender a ser un líder, a tomar decisiones favorables para mi club y poder medir los pros y los  contra de cada decisión de manera rápida. Manejar los negocios del club y que todos creyeran en mi palabra, se que no era mi padre y no estaba cerca de serlo, pero nada iba a cambiar en los negocios, mis hermanos y yo queríamos lo mejor para todos. Nosotros los Fénix eramos un club noble y honrado no estamos en malos pasos, todos los negocios que teníamos eran legales y todos estaban al día. Todos nuestros negocios sustentaban el club además las ventas que realizábamos cada tanto tiempo para distintas cosas del club o por distintas situaciones.
Las horas siguientes a mi duelo, no me acuerdo de nada de lo qué pasó, tengo todo bloqueado  lo único que me acuerdo es estar llevando el ataúd con mis hermanos y dar un discurso del no me acuerdo que dije en él momento.
Horas después me había convertido en una máquina con solo tres objetivos: el primero renacer de vuelta con la fuerza característica de un Fénix, segundo hacer lo mejor para mi club y el tercero y el más difícil hasta ahora era encontrarla y  darle el chaleco, convertirla en un hermano pero lo más difícil era que ella aceptara venir  a vivir a su casa. Sabía que en el momento la fuera a buscar no sólo estaría en una guerra entraría en otra y sinceramente no se cual iba a ser más difícil.
Cuándo tuve que ir a la oficina del viejo, casi me ahogó cuando entre estaba todo como el lo había dejado, todo ordenado como a el le gustaba, todo en su lugar, pero no me detuve hasta llegar a mi objetivo llegar hasta la caja fuerte del viejo, donde se guardaba todos los papeles de las empresas de acá de y del mundo esos papeles me los conocía todos, también los libros contables y los cheques. Pero esa libreta azul nunca la había visto en mi vida y supe que lo que había estado buscando lo había encontrado.
Abrir eso sería difícil, marcaría un antes y después otra vez en mi vida pero no sabía si estaba preparado para dar este paso, pero sabía que lo tenía que hacer por esa promesa.

Club FénixWhere stories live. Discover now