Dieciocho

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Arriba está SeokGi.

• • •

Muy al contrario de los pronósticos, las manos de Jungkook se dirigieron a las caderas de Taehyung. Las apretó y profundizó el beso. Era un pecador, pero esos labios eran mucha tentación.

Dios sabe que él quiere a su esposo, lo juró delante de él. Pero a veces pasan muchísimas cosas que uno no tiene previstas, ¿Cómo aceptar que alguien que no sea tu esposo llama tu atención? Un desconocido que no es a quien le juraste amor eterno, que no le prometiste estar en las buenas y en las malas. Que no te vio en los peores momentos y a pesar de eso se quedó.

Se separa del menor y una mano se dirige a su boca, no se limpia. ¿Por qué lo haría? Le gustó y lo disfrutó.

—L-lo siento, Jungkook, y-yo...

La mirada chocolate estaba en el piso, Jungkook pudo escuchar un sollozo y después Taehyung salió de la cocina hacia su habitación.

¿Por qué la vida se empeñaba en destruir todo?
¿Por qué siempre le ponía trampas a la gente?

Su esposo no lo merecía, tal vez era un estúpido pero él lo amaba. Hizo todo lo que pudo para que Jungkook cumpliera su sueño de ser papá. Vio primero por él que por él mismo, era un egoísta. En vez de buscar su propio bienestar le importaba el de él.

Pero entonces, ¿dónde estaba la culpa? ¿Dónde está el sentimiento de tristeza y la acidez en la boca del estómago? ¿La pesadez en sus hombros? ¿Qué pasaba con eso?

¿Por qué sentía la necesidad de tener el cuerpo de Taehyung entre sus manos otra vez?. Sus manos picaban, las lágrimas aproximaban su llegada con el extraño dolor en la nariz. Su mano tapó su boca, recordó a sus amigos y fue al fregadero para lavar su cara. Se secó con su playera y respiró hondo. Tenía que aprovechar estar con ellos, disfrutar un momento de diversión.

Camina hasta la sala y ve a SeokGi con la cara llena de crema, Seokjin buscando algo en el bolso de bebé y Yoongi riendo.

Se acerca y se sienta en uno de los sofás, la pareja le mira.

—¿Por qué llorabas, Jungkook?

—Yo no, no estaba llorando.

—Te conozco desde niños, ¿qué pasó?

—¿Jimin te llamó?—preguntó Seokjin mientras movía su pierna de arriba a abajo, su bebé riendo en cada brinco—su voz es horrible. Comprensible.

—Ve a acabarte los postres, amor. Necesito charlar con Jungkook.

Seokjin entendió y se dirigió a la cocina en busca de Taehyung, no lo encontró y volvió a probar un postre, le dio a su hijo y fue hacia las escaleras. Caminó por el pasillo, solo había dos puertas y era obvio que la de la derecha era del baño. Se acercó a la izquierda y tocó mientras abría.

—¿Se puede, Taehyung? SeokGi quería venir a conocerte.

El rizado sorbió los mocos y murmuró un sí.

—¿Por qué lloras tú también?-entró y cerró la puerta, su hijo jugaba con su collar, se sentó en la cama y ahí sentó a su bebé—¿peleaste con Jungkook?

—¿É-él lloraba?

—No exactamente, pero tenía los ojos rojos y marihuana no era.

—Y-yo... no sé si deba... n-no creo que...

—Está bien, Taehyung. No te obligaré a nada, pero recuerda que ahora somos mejores amigos y puedes contarme lo que quieras cuando quieras. A SeokGi y a mí nos encantan las historias, ¿verdad mi amor?—lo último lo dijo con una voz extremadamente melosa. Taehyung se sentó y lo miró.

¿ME PRESTAS TU VIENTRE?Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt