Veintitres

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Jimin le observó serio, ninguna expresión adornaba su rostro. Unos segundos después él abrió su boca pero nada salió.
Jimin miró su regazo y después a Jungkook.

—Vámonos a casa, allá hablaremos.—Jungkook asintió con una extraña opresión en su pecho, no supo descifrarla bien ni tampoco supo el por qué. Le llamó al mesero y pidió la cuenta, le extendió la tarjeta y diez minutos después estaban caminando al auto. Todo cambio de pronto, no había calidez de parte de ninguno. Se sentían como desconocidos.

Cuando iban por la carretera el castaño habló:

—Minni...mi...

—Dije que hablamos en la casa.

Jungkook apretó el volante, sus nudillos se hicieron blanquecinos debido a la presión. Tardaron al menos 20 minutos en llegar, el reloj marcaba las 12 y treinta de la noche.

Jimin se bajó del auto de inmediato, Jungkook lo vio caminar a la casa. Cerró los ojos y recargó su cabeza en el asiento, era tan asfixiante todo. Le resultaba bastante extraño, hace 5 meses ellos estaban de maravilla. ¿Cómo es que las cosas cambian así de rápido? ¿Por qué se va el amor? ¿Será así siempre? No tenía respuesta para ninguna pregunta y vaya que las quería. Suspira y sale del auto, cuando entra a la casa escucha sollozos provenientes de la sala, cierra la puerta con llave y camina hasta ahí. Jimin está echo un ovillo en el sofá, su cara se esconde entre sus brazos y el respaldo del mueble. Se ve tan mal, tan miserable. Lo peor es que Jungkook no siente deseo alguno por ir y tomarlo entre sus brazos, tiempo atrás él hubiera matado al causante del sufrimiento de su esposo. Que irónico, el causante era él mismo.

—Siéntate—dice Jimin limpiando su nariz y las lágrimas de sus mejillas, él camina hasta el sofá individual y se sienta, sus piernas están abiertas y sus antebrazos están recargados en ellas, sus manos están entrelazadas en el aire—¿Por qué?

—Y-yo... —suelta un suspiro y murmura—no lo sé.

—¿¡Cómo que no, Jungkook!?—El grito de Jimin lo hace sobresaltar—¡Esto no es un puto juego! ¡Estás hablando de años de relación!

—Lo sé, Jimin... por eso mismo creo que lo más sano es darnos un tiempo.

—¿Y quién decidió eso?... por favor, Jungkook. Tú no lo hubieras pensado solo... ¿hay alguien más? ¿Es eso?

—¿Qué?—los ojos de Jungkook se abren en alerta. Taehyung estaba en las escaleras, cuando se disponía a dormir los gritos de Jimin lo hicieron salir de su habitación. Estaba sentado ahí escuchando todo.

—¡Que, si hay alguien más!... ¿¡Quién es!? ¡Mierda, Jungkook , dímelo!

—¡No hay nadie más, Jimin!... para de gritar por favor, despertaras a Taehyung.

Y bueno, ante la mención, el más pequeño ató cabos, no es necesario ser muy listos. La pregunta que rondaba su mente era ¿desde cuándo? Lo sospechaba pero nunca creyó que Taehyung fuera capaz, era muy cobarde, siempre fue así. ¿Se suponía que era el karma? ¿Este era algún tipo de castigo por sus errores? ¿De nuevo Taehyung iba a separarlo del hombre que amaba? No era justo, ya no.

—Bien... quiero que te largues de mi casa, no te quiero ver por aquí en un mes, supongo que eso es el tiempo suficiente para que soluciones tu mierda. No te quiero ver en las citas con el obstetra, Jungkook . Yo cuidaré de Taehyung y...

—¡Es mi hijo!... tú no me vas a prohibir nada, Jimin .

—Claro que puedo, si el señor necesita tiempo para pensar pues debe de estar solo... no quiero que hables con Taehyung para nada, él se quedará aquí y lo cuidaré bien... pero quiero que una cosa esté clara, Jungkook . Si al final de todo, decides mandar a la mierda nuestro matrimonio, quiero que sepas que el bebé se quedará conmigo.

¿ME PRESTAS TU VIENTRE?Where stories live. Discover now