Capítulo 26

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CAPÍTULO 26

    Era una noche fría, de esas que te hielan la sangre. Para dormir me había puesto una vieja camiseta de Archie, pues tampoco contaba con demasiada indumentaria. Esperaba pasar por mi casa, cosa que me aterraba, y hacerme con algo de ropa para sobrevivir a los próximos días. Debía marcharme de casa de los Andrews lo antes posible o me convertiría en una carga, por mucho que Archie insistiera en que no era ningún problema.

    La puerta de la casa se abrió con un ruido apenas perceptible. Era noche cerrada, de modo que no se escuchaba nada a excepción de los pasos del recién llegado. Fred Andrews hacía tiempo que dormía en su habitación, aunque yo no lograba pegar ojo. Salí inmediatamente de la habitación de Archie y corrí escaleras abajo para recibir al susodicho. Su expresión me lo dijo todo.

    ―¿Has discutido con Veronica?

    Asintió, más enojado que triste.

    ―Al parecer nos escuchó hablar esta noche ―confesó.

    ―Pero dile que no somos nada ―me apresuré a replicar―. Porque no lo somos.

    ―Blaze, ¿por qué me besaste de vuelta si no quieres nada?

    Apreté la mandíbula sin saber qué responder. Ni yo misma entendía el porqué de mis estúpidas acciones. Aparté mi mirada de Archie, buscando algo que me ayudara a cambiar el rumbo de la conversación. El pelirrojo ni siquiera me permitió hablar, pues en el momento en el que vio que mis labios se separaban para emitir un sonido, me atacó con otra de sus frases.

    ―Dime que no quieres besarme de nuevo.

    ―No quiero ―conteste sin ápice de duda.

    Archie cubrió la distancia que nos separaba. Ahora sentía su aliento en mi rostro y noté cierto olor a alcohol, sin embargo, no parecía borracho.

    ―Archie...

    ―Mírame a la cara y di que no quieres besarme de nuevo.

    Su mano tomó mi mentón, obligándome a encararlo. Su cara estaba demasiado cerca de la mía, sus labios entreabiertos y sus ojos inquietos esperando la respuesta adecuada.

    ―No quiero... ―empecé, pero me corté a mitad de camino. Tragué saliva.

    ―Dilo, Blaze.

    ―No quiero be...

    Y entonces, Archie se alejó un poco, arqueó la espalda y vomitó en el suelo, justo frente a mí. Formé una mueca de disgusto para luego comprender que, en verdad, estaba borracho. Posé una mano en el hombro de Archie de manera protectora.

    ―Siéntate en el sofá, anda ―sugerí en un susurro―. Yo limpiaré este estropicio.

    El chico siguió mis órdenes mientras yo me dirigía a la cocina. Me hice con una fregona y su respectivo cubo y, tras llenarlo de agua y un chorrito de producto limpiador, me dirigí al recibidor. Archie se había acurrucado en el sofá.

    ―¡Archie, ni se te ocurra dormirte!

    Sin embargo, él no me hizo caso. Maldije por lo bajo, dejando la fregona apoyada contra la pared, y me aproximé a él.

    ―No te duermas ―insistí. Le costaba atenderme, pues sus párpados luchaban contra sus ganas de echar una cabezadita―. Te traeré agua. O café.

    Llené un vaso de agua mientras la cafetera funcionaba. Le acerqué el vaso, el cual bebió con desánimo. Enseguida regresé a la entrada para fregar el suelo, aprovechando que todavía no estaba listo el café. Arrugué la nariz una vez estuve frente al vómito, aunque conseguí arreglármelas para limpiarlo sin devolver yo misma o siquiera tener una arcada.

BLOODY LOVE ; JUGHEAD JONES [2] ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora