Regresa

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Darla se sobresaltó cuando la piedra resplandeció. Rosetta y Silvermist también observaron claramente a la roca emitir un brillo intenso que parecía que les dejaría ciegas.

ㅡ¿Por qué está brillando esta cosa?ㅡpreguntó Timothy mientras observaba el rostro de todos los presentes.

ㅡAlgo debe estar pasando con Tink o con Terence, esta piedra brilló así cuando yo decidí quedarme aquí y no regresar a Nunca Jamásㅡrespondió Darla sin dejar de observar el brillo de aquella piedra.

ㅡCuando Nyx encontró esa roca en el parque dijo que estaba brillando de la misma forma, que su resplandor fue lo que le llamó la atenciónㅡcomentó Rosetta.

ㅡTenemos que encontrar a Tink o a Terence para saber qué hicieron como para que la piedra emitiera ese brilloㅡdijo Tim poniéndole algo de seriedad a ese asunto tan importante.

Los cuatro salieron de la casa para buscar a la pareja, quienes seguían charlando tranquilamente en el parque con Periwinkle, quien cada vez comprendía más y más el por qué sobre la duda de si volver o no a casa.

El hada de la escarcha creía que realmente Tinkerbell podría cambiar la forma en la que las hadas se ocupaban de labores específicas gracias a sus talentos, pues por lo visto su poder podría servir para más cosas de las que ella estaba acostumbrada a hacer.

ㅡNo lo entiendo Tink, si ya tienes más ideas que se podrían llevar a cabo en casa creo que deberías regresar a ponerlas en prácticaㅡdijo Periwinkle, quien permanecía sentada a un costado de su hermana.

ㅡNo es tan sencillo como parece, para empezar no sabemos cómo regresar, y en caso de que lo supiéramos dudo que las demás hadas entendieran esto. No es fácil hacerse a esa idea sin que lo hayas experimentado en carne propiaㅡrespondió Terence al notar que las mejillas de Tinkerbell comenzaban a adquirir un tono rojizo, clara advertencia de su molestia.

ㅡPeri, aunque supiéramos cómo utilizar la roca no sé si me gustaría regresar. Allá no podría pasar tanto tiempo con Terence como lo he pasado por aquíㅡadmitió explotando contra su propia hermana.

ㅡ¿Él te gusta?ㅡpreguntó la pequeña hada sin importarle que Terence estuviera escuchando.

Tinkerbell tomó de la mano a Terence y salió corriendo arrastrando consigo a su amigo, alejándose de Periwinkle sin ninguna dirección aparente, pues ya se había cansado de responder todas esas preguntas.

Ambos tenían la respiración agitada debido al esfuerzo de correr lo más lejos posible del parque.

ㅡYo sé que ya conocemos mejor este sitio Tink, pero en este momento no tengo ni la menor idea de dónde nos encontramosㅡreprochó Terence sin soltar la mano de su amiga.

ㅡLo siento, debí correr en dirección a casa en lugar de escapar hasta donde mis piernas me llevaranㅡse disculpó intentando tomar aire para caminar de regresoㅡpero Peri ya me estaba molestando con sus cuestionamientos. No me agrada que quiera convencerme de hacer algo que en este momento no quiero.

ㅡTe entiendoㅡse limitó a decir Terence para permitirle a Tinkerbell relajarse.

Para ser honesto consigo mismo, Terence también quería que ella le respondiera a su hermana esa última pregunta, pues él tenía más curiosidad por saber la respuesta que cualquier otro ser en la Tierra.

Por decencia y algo de dignidad, él prefirió no tocar el tema de aquella pregunta que se había quedado flotando en el aire, pero Tinkerbell no estaba dispuesta a dejarlo pasar.

ㅡTerence, con respecto a lo que mi hermana preguntóㅡdijo la rubia sin titubear pero incómoda con la situación.

Terence estaba por tragar su saliva cuando Tink mencionó aquello, provocándole así el atragantamiento.

Pide un deseo 《terminada》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora