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Cada cierto tiempo la realeza tiene cenas, con gente de nobleza llena de oro, toman algo de vino y ríen de la pobreza de otros, presumen sus nuevos "500" caballos o las nuevas joyas de países lejanos. Risas arrogantes y presumidas, Loki conocía ese ambiente. Aprendió a moverse entre esas personas hace tiempo, con la misma risa hipócrita que ellas.

-Thor no puede tener a un hombre como acompañante, eso haría que la gente hablara y el reino no está en condiciones para tener mala fama.
Natasha era la que explicaba todo a Loki, este a penas podía negarse y para nada rechistar, la pelirroja causaba el suficiente miedo para eso.-Yo misma me encargare de tu imagen y te indicaré como debes comportarte pero con tu belleza sólo tendrás que quedarte sentado con una linda sonrisa.
Lo último lo dijo con cierta pesadez, siendo consiente de que eso sonaba ridículo.
-¿Eso crees que tengo que hacer si actúo como mujer?.-Se atrevió a preguntar.-Quedarme como una pieza más, como un objeto.
-No me malinterpretes, creo que como mujer podrías decir cosas con mayor clase que esos cerdos llenos de dinero pero así será mejor, deja que ellos se crean superiores en todo sentido y te darán todo lo que pidas.-Sonríe.-Sin darse cuenta.
-¿Y yo por que querría algo de ellos?
-Tu no pero el Rey si, los hombres quedarán tan encantados por ti. Esos hombres son nuestro jugo, gente con la que el reino puede hacer nuevos comercios o tratados de monetización, es un sacrificio Loki.

El objeto [Thorki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora