Azul

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Jane paseaba por el castillo, era un día demasiado bello. Fue a su habitual silla a mirar el jardín para así pintarlo quizás más tarde. Tarareaba algunas canciones y veía las hermosas flores que ella misma había plantado, un azul que le recodaba al color de los ojos de su esposo.

-Jane.-interrumpió Thor.- ¿Qué estás haciendo, amor?

-Querido.-Sonrío.-Vine a ver las flores, cada día hay más. Espero que el jardín se llene de ellas, a Peter le gustan mucho.

-Si son igual de hermosa que tú.-Thor se agachó un poco para poder unir sus labios.-Será mejor que vayas a peinarte un poco, hoy es la reunión.

-Lo se pero me encanta mi tiempo libre, en especial si es contigo.

La hermosa dama se puso de pie con su hermoso vestido azul y camino junto a su esposo para preparar todo, había floreros por todas partes, las cortinas abiertas, todo brillaba y se veía lleno de alegría.

...

-¡Santo cielo Stark!. ¿Puedes dejar de estar acosando a mi cocinero?.-Se quejó Natasha desde la cocina.- Pones al pobre hombre nervioso.

-Yo no tengo la culpa de ser tan irresistible.-Contesto Tony.

-Hoy tenemos invitados de todas partes y si la comida se estropea juro que tú serás el próximo ingrediente principal del platillo.

-¿Por qué vienen tantas personas Señor Stark?.-Dijo Peter interrumpiendo la conversación.

-¿Acaso no haz notado algo extraño en el vientre de la Reina?.

-Señor Stark, mi madre dice que responder con otra pregunta es algo tonto, no explica nada.

-Entonces no me preguntes nada.-Tony formó un puchero como si también fuera un niño.

-¿Es por qué usted es tonto?.-Pregunto Peter con total inocencia.

Y antes de que Tony pudiera responder una risa invadió todo, Jane no pudo evitar ignorar aquella escena.

-Peter no molestes más a Tony, mejor ven a saludar a los invitados ¿Si?.-La castaña le extendió la mano al pequeño infante y este la sostuvo con la suya.

Entraron a un salón donde Thor se puso justo aún lado de su esposa, las personas aplaudían y felicitaban a la pareja. Jane separo su mano de Peter sin antes dedicarle una sonrisa y tomó asiento frente a su objeto favorito, su piano.
Los invitados escucharon todas las bellas y majestuosas canciones tan cálidas para después aplaudir y apreciar de nuevo tan grata sintonía.
Siguieron con un banquete donde Thor hizo un brindis anunciando la mayor noticia que a muchos dejó perplejos y felices. Una tarde espléndida que nadie olvidaría, las cosas parecían perfectas para el reino. 

La luna se hizo presente, Jane estaba recostada en sus prendas ligeras que dejaban al descubierto partes de su bello cuerpo incluso con el cambio que estaba presentando, seguía siendo hermosa y perfecta a ojos de cualquiera.

-Adoro tu mirada.-Comentó la castaña.- Es aún más hermosa que el océano y el cielo juntos, azules como aquellas flores.

-Es mejor que duermas.-Thor acarició las mejillas de su esposa hasta que un ruido lo hizo incorporarse de la cama.-Escuche algo.-Comenzó a vestirse.-¿Tú lo escuchaste?

-Seguramente es un mapache o Peter tiro otro jarrón, ven a dormir.-Jane estiro sus brazos en forma de abrazo.-Vamos cariño.

-Quizás.-Thor la beso de forma lenta y de fondo percato otro ruido aún más fuerte que el anterior.-Tengo que ir a verificar, es mi trabajo.

Y al salir del cuarto ya armado fue cuando comenzó todo, un grito que agudizó sus sentidos.
Había hombres con escudos del reino enemigo, antorchas y espadas. Los caballeros tardaron en llegar lo que complicó las cosas he hizo inevitable algunas.
Las guerras son así, inesperadas, atroces, injustas pero a la vez parejas. Arrasan con todo sin importar género, color, origen, edad, nivel social. Eres un pedazo de carne muerto para cualquier guerrero que esté en contra de tu vida, por que tu vida por más pacífica y bella que sea de alguna forma es un riesgo, a la guerra no le interesa que eras o que hacías, siempre termina con todo lo que conforme una amenaza. Jane sufrió las consecuencias de eso, ella era inocente al igual que muchos pero su vida a ojos enemigos era patética e insignificante.
Sus sábanas se tiñeron de rojo, sus lágrimas escurrían sus ojos, imploró por la otra vida que ella misma cargaba pero también sufrió las consecuencias. Su cuerpo fue arrastrado  hasta que el dolor fue nulo y sus ojos no vieron más color, no vieron más azul.

El objeto [Thorki]Where stories live. Discover now