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Rutina.

Zabdiel en los últimos tres años se ha preguntado cual fue su error; tal vez era el sólo hecho de ser hombre, o niño, que provocó una desaparición repentina de llamadas, mensajes y visitas. No considera haber tenido una actitud inmadura, o tal vez si, pero no al punto de en sus días actuales levantarse y hacerse la idea de que no fue suficiente, de que el día que vuelva a verlo sabrá que tiene una mejor vida y quien sabe, quizás una mujer a su lado.

Y él solo.

Con aquellos pensamientos la alarma resuena en su cabeza hasta que con un gruñido la tira al suelo de un golpe, suspirando porque la luz que entra por la ventana le hace saber que es un buen día. Pero él detesta el sol.

Se pasa la mano por el rostro para quitar cualquier rastro de sueño, quitándose las sábanas de encima para sentarse y apoyar sus manos en el borde de su cama, mirando directamente al suelo para acabar de despertarse. Una ducha considera mejor opción.

Mientras el agua cae sobre su cuerpo su vista cae en su anillo cuando se raspa el rostro por accidente.

-Diablos -se quita el último recuerdo que le queda para dejarlo junto al jabón, terminando de ducharse sin quitar la mirada del pequeño objeto.

A su mente vuelve la imagen de un aeropuerto, un abrazo, un anillo, un beso y un avión. Jamás ha querido hablar al respecto con nadie, sobre nada, ni quiere saber nada ya, porque sabe que Richard aún tiene contacto con él. Sólo con Richard.

Quita el agua de su rostro inútilmente ya que sigue cayendo, cerrando con brusquedad la llave para tomar su toalla y secarse, acabando frente al espejo para mirar su propia figura. Con el paso de los meses, cuando supo que ya no tendría la compañía que quería, buscó distraerse y el gimnasio tomó lugar en gran parte de su rutina diaria, transformándose en una prioridad hasta lograr su objetivo.

Incluso parecía aún mayor de diecinueve años.

-¡Zabdiel! El desayuno ya está listo.

La voz de Joel lo sacó de su trance y terminó de vestirse, recogiendo su mochila antes de ir a la cocina, en donde como cada mañana el mexicano terminaba de servir mientras Erick ya se encontraba en la mesa.

-Buenos días -saluda sentándose frente a ellos.

-Que puntual -sonríe Erick.

-Hoy hice mi especialidad -Joel habla con orgullo- llena tu estómago, no comerás hasta la noche.

-¿Por qué?

-Erick y yo saldremos a festejar, y luego te nos unes en Titon's. Lyna y Adam también irán.

-¿Festejar?

-Nuestro aniversario, ¿lo olvidaste? -arquea una ceja el ojiverde.

-Claro que no -sonríe- dos años.

-Tres, de hecho.

-Claro -asiente- de todas formas vuelvo para el almuerzo, creo que puedo preparar algo sin quemar nada.

La pareja ríe en frente suyo, despidiéndose poco después para partir a la Universidad en el auto que su padre le regalo en su graduación, llegando poco después. Los pasillos se encuentran casi vacíos, así que toma su tiempo porque faltan cinco minutos para su clase.

-¡Oye grandullón!

Rodando los ojos mira sobre su hombro para visualizar a Lyna corriendo en su dirección con el ceño fruncido. Al llegar, un golpe cae sobre su brazo.

-Golpeas como niña.

-Eso soy, tarado -dice caminando- quedaste en ir por mí.

-Ah, lo olvidé -dice inexpresivo- ¿Adam no pudo hacerlo?

-Es que le dije que irías tú -se encoge de hombros- estará por llegar, supongo.

Sin decir otra palabra juntos se dirigieron a clases, suspirando de alivio al recordar que saldrían antes; Lyna fue la única persona que permitió en su vida luego de sus amigos, conociéndola a través de Adam cuando este la presentó como su novia al inicio de la Universidad. Así, puede decir que por insistencia de la fémina se formó una amistad al punto de ser casi mejores amigos.

En casa las luces están apagadas, sin rastro de un Joel regañándolo por entrar con los zapatos puestos, sin dejarlos al lado de la puerta. Se las ingenia para preparar un almuerzo simple, y mientras ingiere su plato se permite jugar con su mente de distintas maneras.

Suspira, comenzando a mover su cabeza cuando una canción atraviesa su mente, una que conoce por él, una que le murmuraba al oído antes de dormir por los últimos días antes de irse. Ya no quiere seguir dependiendo, pero le es imposible.

Pero también, está seguro de algo.

Si Christopher Vélez vuelve como si nada, haría todo a su alcance para evitar mostrarse débil.

Único ➳ Chrisdiel Where stories live. Discover now