veintidós

378 31 2
                                    

Cuando llegamos a casa, me eché una siesta para recuperar energías, y dos horas y media antes de que tuviese lugar el baile, me empecé a preparar. Me di un baño relajante y me puse un vestido azul ajustado junto con unos zapatos de tacón negros, los había ido a comprar con Mimi y Mireya tres semanas antes del baile, Miriam no había venido porque habíamos decidido que sería una sorpresa. Después, me maquillé ligeramente y me miré al espejo. Wow, la persona que reflejaba el espejo estaba impresionante, no es que fuese por ser prepotente, pero es que estaba impactada por semejante imagen. 

-Ayyy... Qué mayor te has hecho. Hija, estás preciosa- dijo mi padre cuando me vio.

-Gracias papi.

-A Miriam se le va a caer la baba cuando te vea- dijo mirándome pícara mente.

-¡Papá!

Me puse muy roja. Estaba acostumbrada a los comentarios de Miriam y de Amaia pero, ¿de él?

Mi padre me llevó al instituto en coche y cuando llegué vi a Mireya, Aitana, Agoney, Roi, Amaia y Alfred.

-Hola Ana. Dios mío, estas guapísima- saludó Aitana.

-Aiti, ¿tú te has visto en el espejo?- dije señalándola- Mejor dicho, ¿OS habéis mirado al espejo? Estáis guapísimos- y es que era verdad, todos estaban preciosos y muy elegantes. Como diría mi Leona... ¡Eeellaas, sencillas!

Entramos al salón de actos y nos quedamos boquiabiertos... ¡La decoración era increíble! Los bancos donde la gente se había sentado para presenciar el acto de la mañana habían desaparecido. En su lugar, habían colocado unas mesas redondas con sillones a su alrededor para que la gente pudiese picar algo durante la noche mientras descansaba del baile. Pero lo más increíble era la enorme pista de baile junto con los farolillos que habían colgado del techo y que le daban al ambiente un toque mágico.

Estuvimos un rato charlando mientras esperábamos a los demás, que poco a poco fueron llegando. Por último vislumbré a mi Leona, ¡parecía un ángel! ¡Mis Universo no era nada comparada con ella! Me quedé embobada mirándola y dándole un buen repaso, iba con un traje blanco con un bralette gris. Por supuesto, no se me pasó por alto el repaso que me dio ella.

-Canaria, si me sigues mirando me vas a desgastar- dijo mientras se reía- Por cierto, estás guapísima, no sé como voy a hacer para no dejar de mirarte durante toda la noche.

-A este paso la que se va a desgastar voy a ser yo- dije mientras la abrazaba.

-No lo dudes.

En ese momento empezó a sonar A Thousand Years de Christina Perri.

-Disculpe que la importune, señorita Miss Universo, pero no puedo dejar pasar la ocasión. ¿Me concedería el extraordinario honor de disfrutar este baile junto a usted?- dijo Miriam haciéndome el besamanos.

-Se lo concedo- dije haciéndome la digna, pero sin poder reprimir una carcajada.

Entonces, empezamos a bailar. Apoyé mis manos sobre sus hombros y ella me colocó las suyas rodeando mi cintura y empezamos a movernos al compás de la música. Fue uno de esos momentos mágicos en lo que el tiempo se para y todo deja de existir, dejándonos solas mientras bailábamos y nos mirábamos transmitiéndonos ese amor que sentíamos.

Después de bailar unas cuantas canciones, nos quedamos abrazadas en medio de la pista sin movernos. Estaba tan a gusto...

-¿Sabes? Yo antes pensaba que todo lo que contaban en las películas y en los libros románticos, aparte de ser las mayores cursiladas del mundo, era una exageración tan grande como el amor que siento por ti y que sólo estaba para adornar las cosas, pero veo que me equivocaba. Me has enseñado que los momentos mágicos existen de verdad.- dijo Miriam.

-Estoy de acuerdo Amor, contigo he aprendido que cada día puedo estar más enamorada de ti y amarte cada vez más. Es increíble, cuando pienso que no puedo quererte más, siempre me sorprendes y haces algo que me enamora más. Cada vez que me miras me hechizas, eso si que es magia- contesté.

Estuvimos un rato más bailando y cuando nos cansamos nos fuimos a picar algo de comer.

-Hola parejita, ¿qué tal la noche?- preguntó Agoney con una sonrisa pícara.

-Eso, eso, ¿qué tal la noche?- secundó Roul.

-Pues igual que la vuestra- contestó Miriam- Que aunque me haya pasado todo el baile mirando a mi novia, no os creáis que no os he visto muy juntitos a vosotros dos- dijo señalándolos con un dedo.

-Así que has estado prestando atención a otras cosas mientras bailábamos...- dije cruzándome de brazos y mirando hacia otro lado para hacerme la ofendida- Me parece perfecto, eh, muy bien.

-Pero Ana... Es que son nuestros amigos y me gusta saber como están. Que son muy importantes para mí- intentó explicarse.

-Así que estás diciendo que son más importantes que nuestra relación. Muy bien Leona, muy bien, lo vas arreglando- dije mientras le daba la espalda y yéndome hacia la pista para bailar con Mimi.

-¡Ana! Que no quería decir eso, bueno sí que quería, pero no me refería a que ellos sean más importantes que nuestra relación. Solo que también son muy importantes para mí, osea, nuestra relación es lo más importante de mi vida, bueno de lo más importante, pero los amigos también. Pero eso no quiere decir que nuestra relación me importe menos- dijo entrando en bucle mientras intentaba explicarse.

Solté una carcajada- ¡Qué era broma! ¿Cómo me iba a molestar que les prestases atención a nuestros amigos? Me encanta cómo cuidas de todos y estas pendiente de nosotros- dije.

-¿Así que ahora eres una bromista profesional?- dijo levantando una ceja.

-¡Eeeeella, bromista!- dije imitándola. Puso un puchero muy adorable- Eso por todas las veces que me has hecho enrojecer de la vergüenza- dije dándole un pico.

-Vaaaale, admito que me lo merecía.

Cuando terminó el baile, nos despedimos de la pandilla y nos fuimos a mi casa. A Miriam le dejaban dormir en mi casa porque nos graduábamos, así que después de ducharnos y ponernos el pijama, nos metimos en la cama.

-Leona, ha sido un día genial. Me ha encantado- dije girándome hacia ella para mirarla.

-A mi me encantas tú- susurró.

-Pues tú a mi me super encantas- continué.

-Pues tú a mi me super super encantas.

-¿Yo te super super encanto?- pregunté mirándola pícaramente.

Soltó una carcajada- Por supuesto, y ahora vamos a dormir que estoy que me caigo de sueño- dijo mientras me abrazaba- te quiero.

-Y yo.

What about usOnde histórias criam vida. Descubra agora