Capítulo 4 - Amelia

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Tenía una mejor amiga, su nombre era Amelia. Amelia como la estúpida miel que hay en los nidos de abejas. Miel que fabrican las pobres abejas trabajadoras para que la patética reina pueda saciarse y como debes imaginar la reina del lugar era Amelia...

- ¡Hey! Hola...

- ¿Me... Me hablas a mi?

- Y a quien más tontita. Te me haces muy linda y amigable y pues... ¿Por qué no hablarte?

- Bueno... ¿Hola?

- Me llamo Amelia ¿Y tú?

-Ann... Annie

- Mmm... Que lindo nombre, me gusta.

- Gracias...

- ¿No hablas mucho verdad?

- No, no es eso.

- ¿Entonces?

- Es solo que no te tengo confianza.

- Mmm no importa, se que muy pronto confiarás en mi. Además he notado que no tienes muchos amigos y...

- ¡Claro que tengo amigos!

- Vale y ¿Donde están ahora he?

- Este... yo...

- No te preocupes, desde ahora, yo seré tu amiga.

- Je... está bien.

Amiga he...

Pasaron los días, Amelia siempre llegaba a saludarme y hablar conmigo, me contaba sobre las cosas tan geniales que hacia con sus padres y que jugaba siempre que quería con ellos, la consentían, la respetaban, la amaban...

Al pasar el tiempo, me volví la persona que no creí que podía ser, Amelia me había cambiado. Ella se volvió mi mejor amiga y yo la de ella, eramos inseparables. Haciamos todo juntas, incluso me escapaba de casa para poder ir a la suya y jugar con ella y sus padres. Mi vida parecía ser ya no tan mala e ir a la escuela ahora era mi lugar favorito, solo esperaba que amaneciera para ir corriendo a los brazos de Amelia y sentir su olor, su calor.

- Oye... ¿Vamos por un helado después de la escuela?

- Sabes que si nos cachan mis padres me matarán.

- Y ¿Desde cuanto te importa?

- Desde nunca

*Ambas reímos.

- Bien, entonces iremos, muero por un helado de vainilla y tu de chocolate me imagino.

- Que comes que adivinas jaja.

- Mucho helado supongo.

*Nuevamente risas.

- Y a ti ¿No te regañan?

- No, que va, ya tenemos 12 años Annie y la heladería queda en la otra esquina.

- Lo se, envidió tu vida sabes...

- Jaja ¡Que! ¿ Por qué?

- Por tus padres, tu vida, tu casa, tu familia, es tan genial, hasta tienes un perro, es decir, yo nunca he tenido un perro.

- ¿y por qué no?

- A mi mamá no le gustan y si llevo uno, no quisiera que lo maltratarán o lo sacaran a la calle.

- Que feo sería... O sea que ¿Envidias a mi familia por el hecho de tener un perro?

-Jaja no es solo por eso.

- Mmm... ¿Y entonces?

- Pues...

Por fin decidí abrirme, podía confiar en Amelia, era mi mejor amiga. Se que no me traicionará.

Le conté todo sobre mi vida desde mi uso de razón, hasta mi intentó de suicidio, mi horrible y miserable vida que vivía a diario.

Al terminar mi historia, Amelia solo me miró sin decir nada, como en estado de shock. Me miró fijamente y se dio cuenta que estaba a punto de estallar en lágrimas. Se acerco, me abrazo y coloco mi cabeza sobre su pecho y me dijo al oído.

-Ahora entiendo todo Cecy, porque eras tan callada, incluso a veces faltabas a clase semanas completas, incluso la maestra dijo que perderías el año si seguías faltando. Habían citado a tus padres ¿Verdad?.

- Si, pero no llegaron.

- Lo se, toda la clase lo supo, solo hablaron contigo después de eso es muy rara la vez que faltas. El día que viniste con el moretón en tu cara, ¿No te habías caído cierto?

*Comienzo a llorar.

-Lo siento mucho Cecy.

Me estruje más contra ella, contra su pecho. Sus suaves y lindos pechitos apenas desarrollándose. Pero se sentían muy bien. Cuando levante la vista me quede viendo un rato sus labios, mientras no se daba cuenta, o eso pensé.

Era un sentimiento extraño, por querer besar sus labios, por estar cerca de ella. Dicen que así se siente cuando quieres mucho a una persona y cuando...

¿Era posible?

AnnieWhere stories live. Discover now