"Sube al auto ahora" PARTE DOS.

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La puerta principal fue cerrada y en silencio, sin emitir palabra alguna escuché sus pasos apresurados sobre el suelo, siguiendome. Tenía sus palabras atravesadas en el pecho y me dolían más de lo que quería admitir, haber esuchado aquello de su propia boca, auque lo había hecho preso del coraje, me hacía entrar en un pánico terrible y un dolor sentimental que no le deseaba ni a mi peor enemigo. A pesar del dolor, y de las lagrimas que se aproximaban, lo único que hice fue exigirle que se fuera.

—Vete de aquí. Dijiste que no querías continuar conmigo, pues entonces largate y acuestate con quien tu quieras, a mi ya no me importa— Mentí con un tormento oculto mientras entraba a la cocina. No quería que se fuera, muchísimo menos con otrachica que no fuera yo.

—¿Por qué siempre cambias cada cosa que digo? Agh, tienes ese maldito don de...— Se quedó callado observandome en silencio cuando pensó mejor lo que estaba a punto de decir.

Levanté una ceja con interrogación y lo reté a continuar.

—¿Don de que? ¡Dilo! No me tengas miedo— Apretó sus labios para no burlarse de mi.

—Tienes ese don de volverme loco en un segundo y causar que me guste por completo— Me observa con detenimiento, clava sus ojos en los míos. —Me manipulas con esos ojos preciosos marrones que no desparecen de mi cerebro y me persiguen, me coquetean, me hechizan, me reprochan todo el tiempo y en realidad, auqnue me saque de quicio, me fascina... — Pasa sus dedos por su cabello rubio, despeinandolo, despúes resopla y quita su chamarra, tirandola en el suelo sin tomarle importancia. —Si tan solo pudieras sentir, si pudieras tan solo ver todo lo que causas dentro de mi, te soprenderías. Tan solo observa como me tienes, hace unos mintos yo era el que tenía el derecho de estar furioso pero ahora tu lo eres y aquí estoy rogando tu perdón y no me importa, podría hecerlo mil y un veces, porque estoy enamorado, loco, fascinado y encantado por una castaña alta con piernas largas y boca filosa...

No quería observarlo porque sabía que si lo hacía me derretira justo ahí en el suelo de la cocina. Mi corazón latia y ese esentimiento que no puedo describir con palabras salió a flote bajando todas mis barreras para no caer en la tentación de sus palabras. Con delicadeza sujetó mi barbilla entre sus dedos y cuando al fin tuve su rostro frente al mío, no resistí sus brillantes ojos y me lancé a sus brazos con una desesperación salvaje. Mi corazón latía a mil por segundo, estaba a punto de colapsar, no podía creer todo eso que había salido de su corazón, y era tan increíble porque de alguna forma u otra, yo me sentía prescisamente igual hacía el. Busqué sus labios con una necesidad que no creí tener y cuando lo besé me sentí en el paraíso. Con sus manos me rodeó con firmeza de la cintura y me pegó a su cuerpo. Estabamos tan pegados que podía sentir el latir de su corazón sore mi pecho y poco a poco me sentía abrazada por el calor que irradiaba su temperatura corporal. Cerré los ojos y me dejé llevar por sus besos y sus manos que me tocaban con anhelo pero lo detuve por un segundo, tenía que decirle algo antes de que fuera muy dificil hablar. 

—Detesté verte con otra que no fuera yo... Lo odié, me aterró por completo. Sí, soy una estúpida que esta loca por ti y te pido perdón, pero es que no puedo evitar sentirme de esa forma al ver a mi mundo entero ser invadido por alguien más que no soy yo, es que te amo Hunter, te amo como jamás amé a alguien en mi vida, te amo tanto que estoy segura de que no hay palabras excatas en todo el mundo para describir lo que siento...

Con esas palabras que confesé desde lo más profundo de mi corazón la mirada de Hunter cambió. El brillo en sus ojos me afirmó que estaba feliz de escuchar lo que acababa de decirle y el palpitar de su corazón me hizo sentir nuevamente segura. Sonrió con amor y me sentí plena.

Y solamente eso bastó para volvernos aún más locos... pero juntos.

Sin esperar, uní mis labios a los suyos con todas las ansias del mundo. Hunter también estaba ansioso pues cuando sentí su boca sobre la mía, noté la desesperación que sentía. Nuestros labios eran perfectos para unirse, su cuerpo estaba ardiendo y recorrí con mis manos sus brazos cubiertos por una camisa blanca de manga larga que se adhería a sus musculos como una segunda capa de piel. Sujetó con sus manos mi trasero, me levantó e hizo que rodeara mis piernas en sus caderas, me colocó en cima de la isla de la cocina. Enterré mis dedos en su cabello y acerqué su cabeza para comerme sus labios con mayor facilidad. Rodeé mis piernas y las apreté con fuerza para sentir su masculinidad encendida por y para mi. Lo oí suspirar con deseo.

Relationship goalsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora