El Primer Caballero Del Reino Libre

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Tras una larga noche vigilando a amora, finalmente despertó algo adormilada y confundida.

-Buenos días, dormilona - Le hablé con una sonrisa y tratando de sonar lo más amigable posible.

Ella frunció el ceño sin entender lo que pasaba. No era extraño, usé un sedante muy fuerte porque su cuerpo deshechaba los demás muy rápido -¿Lucy? ¿Qué haces aquí?

-¿Ya olvidaste lo de anoche? - Respondí fingiendo timidez.

-¿Anoche? ¿Qué...? ¡¿Qué demonios?! - Se sobresaltó cuando colocó las dos manos en su rostro.

-Sorpresa.

-¡Te amo! - Lo dijo por reflejo, pero fue agradable escucharlo, sin embargo, casi se cae cuando trató de levantarse.

-Lamentablemente - Mi sonrisa se borró al atraparla - Tu pierna no regresó del todo, solo se regeneró unos centímetros por debajo de la rodilla y se quedó así.

Amora se sentó en la cama con mi ayuda mientras negaba con la cabeza - Esto ya es más de lo que habría esperado, muchas gracias Lucy - Lágrimas escurrían de sus ojos y caían hasta las comisuras de sus labios. Ella sonreía y lloraba.

-Tengo algo más para ti - Saqué un paquete envuelto de mi brazalete - Tu pierna dejó de regenerarse luego de 4 horas, así que mandé a hacer esto.

Amora tomó el paquete con curiosidad y lo desenvolvió - Esto... ¿Qué es?

-Es una pierna ortopédica - La tomé y comencé a ajustarla a su muñón - La puedes cubrir con botas largas o tu armadura y no se notará... También, aunque el mecanismo no es tan rápido como tú, te brindará algun apoyo durante la pelea...

Amora estaba muda mientras acariciaba su nueva pierna, luego frunció el ceño con sorpresa - Esto es adamantita.

-Adamantita, oricalco, platino y tiene también escamas de dragón, aunque te enfrentes a una criatura de rango uno, podrás dañarla con una fuerte patada - Expliqué con una pequeña broma.

Amora bajó de la cama tratando de apoyar su nueva pierna mientras yo la detenía.

-No te esfuerces, tomará tiempo acostumbrarte.

-Mi espada - Pidió ella.

-Pero...

-Por favor.

Suspiré y entregué su espada, honestamente, también quería cambiarla por una mejor, pero supuse que tenía algún valor sentimental, así que solo la pulí y limpié personalmente; no tenía mucho más que hacer.

-Incluso cuidaste de ella - Sonrió al recibirla, luego se arrodilló como pudo.

-¿Qué estás...?

-Yo, Amora Blichi, guerrero de rango uno, caballero de Betherlord, la primera con el nombre y bautizada con sangre como la defensora de los humildes y los inocentes. Pronuncio mi espada, mi fuerza y corazón ante ti, Lucía Scarlett. Juro mi lealtad, protección y obediencia hacia tu persona.

A partir de ahora, tus batallas serán las mías y lucharé por defender tu honor de quien quiera mancillarlo.

Mientras pueda respetar mis juramentos anteriores y posteriores, tu causa será mi causa, mis ojos serán tus ojos y mi corazón será tuyo.

Aún si no eres una reina o una noble, yo seré tu caballero.

-No tienes que...

-Por favor.

Con lo extremista que es amora, probablemente se quitaría la vida si no la aceptaba, de modo que decidí poner toda mi fe en ella.

Tomé la espada de sus manos y juré mientras la movia a sus hombros -Yo, Lucía Scarlett, Reina Salvaje del reino libre, licantropo de raza pura, la primera e milenios, te acepto como mi caballero y confidente. Juro por mi nombre y mi reino que no te haré renunciar a tus juramentos.

Reina Salvaje (volumen 7 - 14)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant