JUDAS
Los tupidos arboles verdes hacían creer que la radiación no había llegado a Ahston, que la montaña continuaba como antes de la guerra, incluso el clima se sentía diferente, más allá del calor sofocante y el seco aire de Tierra de Nadie, en Ashton el aire era húmedo y frío.
Judas miró al suelo, el cesped era verde, y las aves cantaban, muy diferente al esteril mundo de Tierra de Nadie. Frente a él, estaban ellas... debajo de una piedra pulída. El hombre tocó la fría superficie de la piedra. Entonces el una brisa tocó el cuello de Judas, él sintió el frío. Esa mañana se había recortado el cabello; aunque aún lo tenía muy largo para los estándares del resto de los hombres en Ashton. Con la caballera que le cubría hasta los hombros y se había rasurado la barba. Judas se acercó a la gran piedra cubierta de liquen y la acarició.
—Aquí fue donde enterramos la caja. —Respondió la teniente Gallen. Mientras caminaba hacia Judas. —Creo que es un buen lugar, está tranquilo. Lamento que no te permitiesen usar el camposanto del pueblo. La alcaldeza Schwartz puede ser un poco... "difícil" de tratar.
—No importa, gracias Teniente. —Respondió Judas y se dio la media vuelta miró a la teniente con sus grandes e inexpresivos ojos negros.
La teniente Érica Gallen no era de mal ver, era de un rostro acorazonado con ojos azules y cabello rubio corto, tal vez estaría en sus tardíos veintes, probablemente unos 26 o 27 años. Pero había sacrificado su feminidad para dar todo lo que tenía por Ashton.
—Tengo una pregunta. Quiénes estaban adentro de la caja?, Sabemos por Brayan que tendría que ser las personas más importantes en el mundo para usted. —Preguntó la teniente.
—¿En realidad quiere saber teniente? —Le preguntó Judas.
—Me pica la curiosidad, pero si usted no quiere responder no lo obligaré. —Respondió la teniente Érica.
Judas entonces se dio la media vuelta y colocó su mano sobre la piedra y la acarició como si se tratasen de aquellas personas que había perdido.
—Mi esposa y mi hija. —Respondí Judas. —Sierra tenía 28 y Debie cumpliría cuatro el siguiente mes.
—¡Oh lo lamento tanto! No debí preguntar. —Replicó rapidamente la teniente Gallen.
—No, está bien. Fernando Reyes fue quien las mató, él me obligó a cargar sus cadáveres por el desierto. Es por esa razón que ahora...—Judas sacó de su bolsa de la gabardina un pequeño pasador azul que le había pertenecido a su hija y que se colocó en el cabello. —Yo lo mataré, así que dígale a su alcaldesa que acepto ser su consultor. —Respondió Judas.
—¿En serio?, Eso es fantástico. —Replicó la teniente dando un pequeño salto. —Verá que son buenos muchachos, yo misma he supervisado su entrenamiento para ser buenos policías.
"Serán buenos para los estándares de la ciudad y del viejo mundo, pero si van a funcionar en el yermo deben estar listos para todo." pensó Judas y luego dejó a la Teniente Gallen.
La estación de polícia, había cambiado de lo que típicamente tendría que haber sido, ahora se habían convertido en cuatro grandes edificios, uno administrativo, otro donde estaban las habitaciones de los polícias. En otro estaba la armería y en el útlimo estaba desocupado. En medio de los cuatro edificios estaba un area de entrenamiento.
A Judas le dieron una sencilla recamara, donde había una cama individual, una ventana que daba hacia el patio de entrenamiento. Tenía su baño propio, y una pequeña cocina. Pero era todo. Parecía más bien como si hubiesen reacondicionado un motel.

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Días de Anarquía: Año 7
Science FictionHan pasado 7 años desde que las bombas cayeron, Y el mundo como lo conocemos no ha desaparecido por completo, pero tampoco es el mismo. Mientras que el Yermo radioactivo alberga a saqueadores, mutantes y zombies irradiados, Ashton; ultimo bastión d...