Capítulo 8. No se quedará así...

108 4 0
                                    

-Eres una inconsciente. ¡¿En que estabas pensando?! ¿Desde cuando nosotros, nuestra familia, va por ahí armada amenazando a la gente? Van a pensar que somos unos salvajes... ¡Explícame cómo se te ha ocurrido una barbaridad como esa! - dijo la señora Stewart - ¡Samantha!... ¡Samantha!

Pero Samantha ya se había ido a la primera media hora de discurso. Lo único que escuchaba era bla bla bla bla..... Y es que, lo admitiera su madre o no, su plan había salido perfectamente bien. Estaba eufórica y contenta y, su madre y su discurso, no iban a cortarle esa sensación. Todavía recordaba la cara que se le quedó a Max. Había sido de lo más productiva. Y no solo por conseguir que su "querido'' vecino se fuera con el rabo entre las piernas. Su cambio de look había gustado a todo el mundo. Cuando salió hacia las cuadras para coger su caballo, todos y cada uno de los trabajadores se giraron para mirarla. Al principio pensó que iría mal peinada y maquillada. Pero cuando vió como Max la miró, se le fueron todas las dudas.

-¡Samantha!

-¡Qué?

-Cómo que ¿qué?. ¿No has escuchado nada de lo que te he dicho?

"No" pensó Samy.

-Sí. Mira mamá, yo solo hice algo para evitar que esa panda de imbéciles, se saliera con la suya. Y quizás las formas no fueron del todo adecuadas, pero lo conseguí ¿no?. Eso es lo que importa.

-No me has escuchado. No has prestado atención a todo lo que te he dicho. ¿En que estabas pensando? Últimamente estas muy rara.

Bien. Ya empezamos con lo de rara. Samy sabía a la perfección que no era como las chicas de su edad. Pero tampoco tenían que pasarse...

-Mamá no te entiendo...

-Sí que me entiendes. No hablas, no comes, trabajas todo el tiempo, estas muy pensativa... Por no hablar que ayer mismamente regresaste muy tarde de montar y con una herida en la cabeza. Hoy sales bien temprano a destruir una valla y con un arsenal de hombres armados para amenazar a nuestros vecinos. No me cuentas lo que te pasa, y ahora.... ese cambio de look.

Vale así parecía una sicópata o algo. Pero no era para tanto.

-Pensaba que odiabas a nuestros vecinos. A los Eastwood.

-Y así es. No los aguanto. Pero no tenemos que ir por ahí amenazándolos y queriendo guerra con ellos.

-Pero ¿por qué los odias tanto?.¿Que te hicieron?

-Ahora no voy a hablar de ello. Pero mira. Lo que yo pienso es que estas agobiada. Hay mucho trabajo en la casa y a lo mejor necesitas ayuda...

-Mamá no necesito ayuda.

-Yo he pensado en Arturo. Si Arturo hubiera estado al frente de la finca desde un comienzo, quizás ahora los Eastwood no estarían...

- ¿Me lo estas diciendo en serio?- dijo furiosa Samy. - Mamá, ¿cómo puedes echarme la culpa de lo que pasó con las tierras?

-No me malinterpretes. Eres muy joven y te falta experiencia en los negocios y ...

-No me lo creo. Es que ¿acaso a Arturo le sobra experiencia con la finca? No me cabe duda que tenga éxito en su trabajo, pero la finca es otra cosa muy distinta.

-No voy a discutir contigo. Y más ahora.

-¿Por qué?

-Mira.

La señora Agatha le pasó a Samy lo que parecía, una invitación. Ésta la leyó y la dejó en la mesa del despacho. Eran una invitación de los Wayland, la familia que vendió los terrenos que estaban en los límites. Invitaban cordialmente a su casa, a los Stewart, para celebrar una gran fiesta en honor a los Eastwood.

No eres tú; Tampoco soy yo; ¡SON ELLOS!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora