Capítulo 14. Flores, poemas y decepción...

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Samy bajaba, como cada mañana a desayunar, a las ocho. Se estaba retocando un poco la coleta alta y despeinada que se hizo, mientras bajaba la escalera. Llevaba una camiseta blanca de tirantes gruesos, una talla mas grande, para que le quedara suelta. Un cárdigan de punto, largo, en rosa palo; unos jeans ajustados algo rotos, y unas botas marrones bailey. No llevaba nada de maquillaje, ya que para trabajar prefería no embadurnarse demasiado.

Mientras se dirigía a la cocina, repasó mentalmente que tenía que hacer ese jueves. Se paró en seco y, recordó, que hoy tenían que entrenar a varios caballos por la tarde, en los límites de la finca.... En los límites. Eso significaba que quizás hoy vería a Max.

Llevaba toda la semana sin verlo. Desde la madrugada del sábado en que lo dejó en su casa, no había sabido nada de él. Bueno eso no era del todo cierto. Llevaba cuatro días seguidos recibiendo ramos enormes de flores. Cada día, uno distinto, y con una dedicatoria distinta, firmada con una gran M. Primero llevaba un poema cursi, unas palabras sobre algo rídiculo y una gran M final. Samy se preguntó si le llegaría una nuevo esa mañana. Entró en la cocina y, allí estaba. Un ramo gigante de rosas rosas.

-Buenos días señorita Samy. ¡Le han traído otro ramo!

-¡Si eso veoo! - dijo Samy repleta de felicidad. Rebuscó la tarjeta y, cuando la encontró, la abrió y leyó en voz alta - "Eres mi sueño, eres mi ilusión, eres como una rosa brotando en mi corazón''.

-¡Ohh que bonito! - Exclamó Ana.

-¡Claro que no! Es horrible. Es el primer poema que sale en las imágenes de Google. Además es muy cursi -Dijo Samy mordiéndose el labio. Ella odiaba las cursiladas de ese tipo. Pero tenía que reconocer, que aquello, le encantaba.

-¡No sea así señorita! - rió Ana

Samy siguió leyendo la tarjeta:

-¿"Te has fijado en el frío que hace hoy''? ¿Merecerá la pena salir a montar"? M .

-¿Quien es M? ¡Sea quien sea, lo tiene loquito!

¿Merecerá la pena salir a montar? Ohh dios le estaba diciendo que iba a ir a montar, y que se encontrarían en los límites. Hoy lo volvería a ver. Estaba nerviosa. ¿La volvería a besar? o ¿le diría que no quería nada con ella?....Pero entonces ¿por qué le mandaba las flores? ¿Por agradecimiento?... Tampoco, porque entonces los poemas no encajaban.... Eran demasiadas preguntas, que quedarían resueltas esa misma tarde. Ni siquiera sabía si quería estar con él o no.... Max le gustaba, mucho. Pero de ahí a estar con él.... Bueno él era un mujeriego, que no quería ataduras. Por no decir que se odiaban... Bueno no quería pensar más.

Desayunó muy deprisa, casi sin pestañear y, cuando se disponía a salir, entró su madre:

-¡Samantha! Vamos al despacho.

-Mamá ¿te importa si hablamos luego? Es que tengo prisa...

-¡Ahora! - le gritó Agatha.

Pasó dos horas encerrada con su madre en el despacho. Dos horas en las que no paró de llorar y disculparse. Su madre se enteró de que fue a la fiesta de los Wayland. Se enteró de todo lo que Samy dijo. Y le echó la bronca, además, por lo que pasó el viernes pasado. Ya que Gala se lo había contado casi todo. Le contó que se escaparon y que Samy la dejó tirada en la fiesta, para volver a casa y, que luego, fue ella la que llegó incluso más tarde.

Eso, al menos era cierto. Llegó a las cuatro de la mañana a su casa. Tardó un buen rato en volver de casa de Max, porque se perdió por el camino, al ir concentrada en los besos que se dió. El caso, es que su madre se enteró y no fue nada bien. Dió, al menos gracias, de que no se hubiera enterado de todo lo demás con Max.

No eres tú; Tampoco soy yo; ¡SON ELLOS!Onde histórias criam vida. Descubra agora