CAPITULO 2

679 83 9
                                    

NARRA JIMIN.

Me encontraba en el centro del salón, viendo mi reflejo a través del enorme espejo que tenía enfrente; solo unos pequeños rayos de sol entraban por las ventanas, alumbrando las pequeñas partículas de polvo que volaban por el lugar. Cerré los ojos un momento para concentrarme en lo que haría a continuación: la frase de movimiento que el profesor nos había montado no era complicada, pero si rápida y precisa. No podía equivocarme. "Querrás decir, no debes equivocarte" pensé.

De repente, el músico comenzó a tocar la batería: el ritmo era veloz y sencillo, con acentos específicos en los platillos y dando intensidad a la música cuando el movimiento era fuerte. Realmente, era una improvisación musical magnífica que se mezclaba perfectamente con la coreografía.

Abrí los ojos y comencé a moverme. Mis brazos trataban de alcanzar los puntos más lejanos del salón, giraba sin perder el centro, saltaba lo más alto que mi cuerpo me permitía y entraba al piso de la manera más silenciosa posible.

Amo bailar más que cualquier otra cosa. Cada vez que mi cuerpo se mueve, mi mente se nubla y mi alma vuela; siento una libertad única e inigualable, me siento realmente vivo. No puedo decir que cada vez que bailo expreso mis sentimientos, no siempre un bailarín tiene que danzar lo que siente, pero siempre que lo hago, trato de dar lo mejor de mi y sobre todo, de disfrutarlo.

Realicé el último movimiento y la frase terminó. La mitad de mis compañeros nos aplaudieron, incluidos el profesor. Me recosté un momento en la duela y acompasé mi respiración: el techo era naranja y se encontraba un tanto gastado, con luces luminosas que alumbraban perfectamente el espacio. El salón, en si, era grande y espacioso, bonito y sublime, me producía confianza estar aquí a pesar de que era mi primer día.

-Muy bien hecho muchachos-dijo el profesor Maurizio, un hombre alto y muy delgado, con facciones finas y nariz puntiaguda, de cabellera rubia y ojos verde olivo. Al parecer venía de Italia y estaría este semestre para enseñarnos danza contemporánea-Me encantó su performatividad, señor Park, continúe así.

-Muchas gracias profesor-dije sonriendo y realizando una pequeña reverencia. Me sentía contento de que, en mi primer día como estudiante de danza me hayan elogiado. "Sigue así y te verás recompensado" pensé.

Me dirigía a los camerinos para cambiarme, cuando una chica se puso frente a mi. Era de mi misma estatura, de complexión delgada, facciones toscas y piel morena. Sus ojos eran pequeños pero bonitos y su cabello negro iba amarrado en un chongo. Me dirigía una gran sonrisa, mostrando sus braquets.

-¡Vaya! Si que te mueves bien, Park-dijo sin dejar de sonreír-Mi nombre es Hye.

-Mucho gusto, Hye-contesté-Y gracias, puedes decirme Jimin.

-¿Jimin? Que bonito nombre-dijo sonriendo aún más y tomando mis manos entre sus manos-Oye, no te vi en la audición, ¿la hiciste después?

-N...n...no, y...yo no hice a...audición-tartamudeé al sentirme incómodo por tan repentina acción. "Sí que es extrovertida".

-¿De verdad? Así que tu eres de los pocos que entró por recomendación, ¿eh?-me dijo, levantando una ceja apuntándome con una mano.

-Así es, pero no lo digas tan fuerte, no quiero que piensen que entré porque me ayudaron o que piensen que soy pretencioso.

-Para nada, después de que te vieron bailar, nadie pensará eso-contestó cruzando los brazos-Y si alguien lo dice, se las verá conmigo.

-Pues muchas gracias, Hye-dije dedicándole una sonrisa.

-No agradezcas-dijo volteando y metiendo unas cosas en su mochila. Decidí hacer lo mismo que ella, cambiándome la ropa de trabajo y poniéndome unos jeans y una playera rosa. "Creo que ya no necesitaré usar el suéter por ahora".-Por cierto, si necesitas ayuda con el ballet, no dudes en decirme, en la clase de en la mañana te noté bastante nervioso.

A DANCE FOR TWO || JINMIN ||Where stories live. Discover now