CAPÍTULO 7

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NARRA JIN

El calor sofocante de las 12 de la tarde y el ruido de los coches debido al tráfico me irritaba bastante y hacía que me pusiera de mal humor. Lo único que realmente hacía mi día placentero y que no me hubiera hecho encerrarme en mi departamento, era el chico pelirosa caminando a mi lado.

¿Cómo es que mi alumno y yo nos encontrábamos un sábado, caminando casualmente por la calle e intercambiando sonrisas nerviosas? Les contaré: después de que Jimin se quedara en mi departamento y accediera a desayunar conmigo, nuestros comportamientos habían cambiado drásticamente. En la universidad tracé la línea profesor-alumno y él la respetaba muy bien; sin embargo, después de las clases, no hubo día donde Jimin no pasara a mi departamento y cenáramos juntos, platicáramos de banalidades e intercambiáramos miradas coquetas, entrelazando nuestras manos cada que podíamos.

Sin embargo, ninguno intentó algo más, tampoco nos preguntábamos en qué punto nos encontrábamos: ambos sabíamos que debíamos ir lento y sobre todo, ser discretos o estaríamos en serios problemas. Aunado a esto, yo estoy feliz: poder ver su sonrisa todos los días y sentir, aunque sea solo por unos momentos, su piel, me hacía pensar en lo afortunado que era.

-Es aquí- le dije, deteniéndolo del hombro para que no siguiera caminando.

-¡Oh!-dijo, observando el letrero de la pequeña cafetería que tenía enfrente-Egotistic. Me gusta el nombre.

-Y te van a gustar más sus postres-comenté, sonriéndole y tomando su mano. Jimin mordió su labio inferior y sonrió, haciendo que sus ojos formaran una línea, casi desapareciendo, quedando en el olvido mi mal humor. Le sonreí de vuelta y ambos entramos al local.

El olor a café recién preparado combinado con un aroma a frutos rojos envolvía el lugar. Dirigí mi vista hacia el menor: noté como había cerrado sus ojos e inhalaba profundamente, disfrutando de la esencia que desprendía este lugar.

-Hay que sentarnos-Jimin asintió ante mi comentario y fuimos a la barra, tomando asiento en las sillas giratorias de color rosa, que contrastaban bastante bien con las paredes azul pastel y los sillones blancos. "Estas son nuevas", pensé, soltando un suspiro-Mira, este es el menú; te prometo que aquí hacen el mejor café de todo Seúl.

-¿Enserio?-dijo, levantando las cejas sorprendido-Entonces quiero un espresso.

-¿Seguro?-Él solo entrecerró los ojos y asintió, formándose en su rostro una sonrisa retadora-De acuerdo, aunque yo pienso que no podrás conciliar el sueño en la noche.

-Buenas tardes-dijo un chico detrás de la barra, interrumpiéndonos. Se veía que era más bajo que yo, y mucho más joven; tenía el cabello castaño y una mirada juguetona, en su rostro se definía una sonrisa que le hacían notar sus dientes. "Me recuerda a un conejo"-¿Gustan ordenar?

-Por favor. Va ser un espresso, un cappuccino y una rebanada de pastel de trufa de chocolate-dije.

-Lamento mucho informarle que por el momento no tenemos ese pastel. ¿Gustaría otro?-dijo el muchacho, frunciendo los labios e inflando su cachete.

-Qué lástima, ese pastel es delicioso-observé el menú y luego miré a Jimin-¿Alguno que se te antoje?

-El cheesecake de fresa-pidió, tras haber visto el menú durante unos segundos.

-En un momento se lo traigo-comentó el mesero, ensanchando su sonrisa.

-Antes de que te vayas, ¿podrías hablarle a la dueña del lugar? Es para comentarle mi disgusto sobre la falta del pastel-dije. El muchacho me observó, para luego posar su mirada en Jimin, hasta que por fin asintió y fue a la cocina.

A DANCE FOR TWO || JINMIN ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora