CAPÍTULO 3

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NARRA JIN

Me encontraba frente a una puerta rojiza, tallada en lo que parecía ser caoba, agarrando la perilla pero sin girarla. El miedo y los nervios me estaban matando. ¿Por qué? La respuesta era sencilla: terminé llegando tarde a la universidad ya que la parada del autobús se me pasó, todo por quedarme admirando a un chico con cabello rosa. Gracias a esto, recibí un correo por parte de la directora que me reportara en su oficina en cuanto tuviera tiempo libre.

Ahora, en mi primer día como profesor me encontraba frente a la oficina que marcaba "DIRECCIÓN". "De qué me sirvió esa limpia a la que mi madre me obligó a ir, si mi suerte se encontraba por los suelos" pensé mientras soltaba un suspiro.

Me arme de valor y abrí la puerta. La oficina era enorme: frente a mi se podía observar una pequeña sala con dos sillones de color blanco, y en el centro de ellos había una pequeña mesa con un florero lleno de lirios. Dos hermosos libreros, acomodados paralelamente en la oficina, cubrían gran parte de las paredes de la oficina, que eran de un color verde olivo. Atrás de la sala se encontraba un escritorio con una computadora; algunos papeles cubrían el teclado y en una esquina del mismo había una pequeña placa donde se supone, debería ir el nombre de la directora, pero que no podía leer debido a que ésta se encontraba volteada.

Hasta el fondo había una enorme ventana de donde se podía apreciar gran parte del campus, y frente a ésta se encontraba una mujer, observando el panorama. Su cabellera castaña iba suelta, cayendo hasta la mitad de su espalda formando unas hermosas ondas. Su vestimenta constaba de una blusa suelta de color azul marino, fajada a una falda entallada color arcilla que resaltaba su figura. Llevaba puestos unos botines de tacón de color vino que le daban cierta seriedad a su conjunto.

-Puedes sentarte-dijo, dándome un sobresalto. Aún de espaldas, había notado mi presencia. Me acerqué al escrito y tomé asiento en una de las dos sillas frente a este.

-Buenas tardes-dije, sin recibir respuesta. El ambiente era tenso: el aura que la mujer emanaba era imponente; incliné mi cabeza para observar su rostro, sin éxito alguno.-Us...usted mandó a llamarme.

-Así es-su voz sonó más grave que antes. Era una voz profunda y sexy-Es el primer día y el nuevo profesor de arte dramático llega tarde, perdiéndose la ceremonia de inicio y su presentación ante los alumnos.

-En verdad, no volverá a suceder-dije rápidamente, realmente arrepentido-Le pido una disculpa.

-Se que esto no volverá a suceder-dijo tajantemente-Aunque, no estoy sorprendida, después de todo eres muy distraído.

Entrecerré los ojos en modo de curiosidad y antes de que pudiera preguntar a que se refería, la mujer volteó a verme esbozando una sonrisa. Su rostro era alargado, de nariz pequeña y recta. Sus ojos pequeños y oscuros contrastaban con su piel blanca. Abrí mis ojos al verla, ya que tenía la impresión de haberla visto antes.

-¿Me vas a saludar o acaso no me reconoces, Jin?-me dijo, cruzando sus brazos.

-¿Moonbyul eres tú?- le contesté, poniéndome de pie y acercándome para verla mejor.

-Claro que soy yo, tonto-dijo ladeando los ojos en señal de fastidio y abrió los brazos para que la abrazara.

-¡No lo puedo creer!-dije mientras la abrazaba y la cargaba, dando una vuelta con ella. Ella dio un pequeño grito mientras yo reía fuertemente.

Moonbyul estudió en la misma universidad que yo y a pesar de que se encontraba en música y yo en teatro, se volvió de mis mejores amigas. Siempre encontrábamos el tiempo para vernos, charlar y salir a divertirnos; puedo decir que ella siempre era la mala influencia cuando de beber alcohol hablamos, pero siempre estuvo para cuidarme en mis peores momentos. Igualmente, fue por ella que conocí a mi ex novia, al final de cuentas es su hermana.

A DANCE FOR TWO || JINMIN ||Where stories live. Discover now