1.-Arely

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La condición de una persona no define su comportamiento sí no el como la tratas. Incluso cuando está persona padece de alguna enfermedad mental.

-Maldita loca!- con los colores de su piel bajos y un brote de color carmesí abandonando su dedo índice, corrió lejos de la pelinegra, dejándola nuevamente sola en su pequeña habitación, misma que permanecía coloreada de un simple blanco.

La pelinegra le había siguido con la mirada hasta el momento en que está por fin había abandonado la habitación.

Sin sentimiento de culpa, así se encontraba la chiquilla pues como podria sentir culpa de su propio goce.

Mentiría si negara su gusto por el sufrimiento de los demás, claro estaba que era esa la parte que más amaba de su día a día, tanto que juraba continuamente poder trazar por horas y horas aquellas líneas sobre su débil piel y podría observar como esta floreaba mientras dejaba ante sus necesitados ojos el escarlata de su sangre, amaría hacer de todos ellos una gran y hermosa obra de arte, sin embargo, todos le temían a la belleza.

Sus cabellos eran su primer punto de agarre antes de comenzar reír por pura felicidad, estaba tan orgullosa de sus últimas piezas como artista y estilista. Era inevitable su gran alegría.

Aún que se arrepentía de haber hecho tan magnífico trabajo con su nueva clienta, no podría sentirse más feliz con ella misma.

Fue una mala experiencia que aquella rubia quisiera atender sus profundas e infectadas heridas sin consultarle primero, la chiquilla aún no quería dejar atrás su reciente look. Había quedado tan perfecta que en definitiva no lo dejaría por un buen tiempo.

Acompañando sus incontrolables risas, las suelas de distintos tipos de calzado resonaron en el lugar para segundos después tomar sin permiso uno de sus brazos, la chiquilla sabía lo que ocurriría y no coloco resistencia.

Sintió como la abuja se incrustaba en su larga e interminable vena, poniendo especial atención a la embriagante sensación del líquido recorriendo todo sus sistema hasta dejarle en un alucinante y sangriento sueño.

[...]

Despertar de la hermosa realidad de sus sueños le ponía de mal humor y el olor a café y chocolate le hacía estarlo aún más. Si bien no eran olores muy dulces, le fastidiaba cualquier olor que no fuera el suave aroma a metal que desprendía la sangre.

El brillo que desprendía los focos lograron encandilarle por algunos segundos, el blanco de la habitación lograba que la luz se concerbara dentro de la habitación, resaltando los detalles grisáceos que hacían lucir elegante el lugar. Aún que lo que más llamó su atención fue el hermoso piso de caoba no pudo pasar por desapercibido la precensia de cierta chica vestida como usualmente lo hacían las personas que solían cerrar sus heridas para que ella pudiera tener un nuevo look.

Las palabras no tardaron en abandonar la boca de aquella chica.

-señorita que bueno que ya a despertado- con una sonrisa pintada en su rostro y tono amable hablo aquella enfermera acercándose cautelosa a la pelinegra -le cambiaré el vendaje y llamare de inmediato al joven- con las grandes intenciones de tomar los brazos de la pelinegra se acercó un poco más pero Arel-li sin dudar la alejo.

-No me toques! Eres idiota o que? Que no te das cuenta que hace apenas un par de días decore mi piel?! No intentes desgraciarla!- su cólera estaba por los cielos y afrodita lograba sentirla tan latente como la propia. La enfermera pego un salto hacia atrás tras cada una de las exclamaciones.

-se-ñorita re-realmente necesito limp- sus insignificantes palabras fueron cortadas por la pelinegra que se había abalansado sobre ella con las justas intenciones de ocasionar su silencio -po-por favor no, no me ha-hagas daño!-grito sacando aún más de sus cabales a la chiquilla, sin embargo no logro hacer mucho pues escucho pisadas e inmediatamente soltó a la enfermera esperando a que esta se levantara para ella poder estrellar contra su propia cabeza una figura de cerámica.

Su gemidos fue un tanto desgarrador para poder asegurarse de que llegara hasta los tímpanos de cual quier persona que diambulara por esa casa, inmediatamente un chico de cabellos menta se introdujo al interior de la pieza yendo a atender el auxilio de la pelinegra, en cambio la enfermera se quedó inmobil y asustada.

-Aaaah me-me duele! Me duele mucho!-el pelimenta acerco el botiquín para después colocar a la chiquilla en su regazo. -po-por qué no me qui-quiere unnie Sook?- sus ojos comenzaron a encharcarse ofreciéndole una tierna mirada al pelimenta.

-Como pudiste Sook? -hablo con claro enfado. -Ella ni siquiera te trato mal!- su tono se torno más duro.

-Yoongi te juro que no hice nada! Ni siquiera le toque un pelo! Ella tomo la fig-

-abandona la casa, no quiero que vuelvas a poner un pie por aquí, entendido-hablo de la manera más cortes que pudo.

-pero... -intento hablar nuevamente sin éxito.

-Eh dicho que te ballas Sook-ordenó sin la más mínima intención de retractarse.

Y Arely no pudo haber sentido tanta felicidad por eso... Era tan increíble! Sin duda pasaría los mejores días con el sujeto llamado Yoon Gi.

Min Yoon Gi.

>>>>>>>>>>>>> ¿A quien no le gusta Yoongi con el cabello menta? Si les a gustado el capitulo dale estrellita y comenta! Lxs amu! <<<<<<<<<<<<<<<<

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