5.-Arely

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Apenas pusieron un pie en la que sería la gran y lujosa mansión en que gozaría vivir la pelinegra, todo había sido un mar de críticas y todo a cuestión de sus gustos propios.

Que si por que la decoración era moderna ella preferiría una más antigua, que si algo pintaba de verde ella prefería negro, que si una barda estaba chueca se caería fácilmente con un mínimo temblor.

Todo era fastidio y cuestionamientos de niña genio.

Oh pero claro, algo si le dejo completamente fascinada y eso era aquel hermoso espacio que adornaba con miles de flores de distintos colores, olores, formas y texturas, todos estaban separadas de acuerdo a sus fragancias desde la más suave hasta la más fuerte.

—Como logras diferenciar sus aromas?—menciono un más que sorprendido Jin. —quiero decir los diferencias y distingues a la perfección por más mínimo que sea el detalle entre distintos aromas —

—Fuí dotada con muchas cosas, así como mi olfato altamente desarrollado— expresó presumida con una gran sonrisa ladina, era obvio la inteligencia que despliega por donde quiera que pasa y más evidente era su armonía exageradamente egocéntrica.

—Ya lo creó —menciono fascinado ignorando olímpicamente la forma en que le hablaba. —Que te parece ir a descansar? Podrías darte una ducha y dormir un poco, en algunas horas llegarán un par de chicos y quiero precentartelos—mirando hacia la pelinegra coloco sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón en espera de una respuesta positiva.

—Esta bien, pero quiero más helado de cereza y una enorme orden de tacos— negoció encontrándose instantáneamente con una respuesta afirmativa.

—Acepto, anda ve a ponerte más bonita—animo de la mejor u peor forma, elevando su ego y vanidad.

[...]

—¿Debería tomar algunas flores?— la pregunta fue llevada por el aire pues si quiera había tomado aquella como algún tipo de advertencia.

Sus sentidos estaban aferrados a querer clavar alfileres sobre sus sicatrizados dedos y hacer que la fragancia de aquellas flores inundarán sus tejidos, quería diluir su sangre con los pétalos hechos trizas y dejarla de adorno en algun frasco.

No podiendolo esperar se tiro al piso tomando entre una de sus palmas un trozo de vidrio rajando sus muñecas dejando sobre su piel la forma de una flor.

—Debería decorarla así más a menudo— sonrió satisfactoriamente observando como el escarlata escurría de su brazo manchando sus ropas. —Solo falta perfumarte— le había dicho al dibujo mal hecho en su muñeca con total felicidad.

—¿Quien eres tu?— escucho tras suyo y poniéndose alerta ante la precensia de alguien nuevo se levanto huyendo de quien quiera que haya sido la voz.

[...]

PSICOPATA🔼MIN YOONGIWhere stories live. Discover now