Cap 2

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-Así que tu eres la jovencita que robaba mi maiz- habló la reina desde lejos-

-Su majestad, nunca fue nuestra intención robarle- excusó sapotoro-

La reina tenía un aspecto muy serio, su cola sobresalía de su vestido y los bellos de sus manos estaban engrifados. Su marido, el rey era un simple mewmano, mientras su hija, una chica de mi edad permanecía callada.

-Lo lamentamos mucho, juramos que jamás volverá a suceder- dijo otro de los monstruos-

-Eso no significa que no tendrán castigo- dijo seria-

La muchacha sonrió al escuchar a su madre, esto no me daba buena espina. La princesa de 15 años Amelia Butterfly, era conocida por ser casi tan fría como su madre Charlotte Butterfly. Su madre lucía un largo cabello rojo, ojos marrones, unos cuernos que salían de su cabeza y extremidades peludas, del mismo color que su cabello y circulos pequeños en sus mejillas. He oído que es cambia formas al igual que uno de sus ancestros, el Rey Globgor, hace algunos 300 años. Por otro lado Amelia tenía cabello rosa, unas flores en sus mejillas y siempre lucía fria.

Le gustaba ocultar sus rasgos de monstruo, pero tenía la misma cola de su madre

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Le gustaba ocultar sus rasgos de monstruo, pero tenía la misma cola de su madre... y sus ojos, azules aunque estos eran muy parecidos a los de un felino, con el mismo funcionamiento, o al menos eso decían. La chica siempre andaba con un pequeño gato de tres ojos, me era indiferente su nombre y actualmente era novia del principe del inframundo, Tomas Lucitor.

-Primero, nos deben una disculpa. -Dijo la reina con el mentón levantado sin mirarnos-

-¿Qué?- pregunté incrédula-

-Arrodillate -dijo de forma seria Amelia que se había dignado a hablar-

-¿Disculpa? -dije seria-

Ambas mujeres me miraron detenidamente al darse cuenta que habia levantado la cabeza dejando al descubierto aquellos corazones que no sabía de donde habían provenido.

-¿Quién te crees que eres? -preguntó la reina- Arrodíllate -dijo firme-

Sapotoro me hizo una señal para que hiciera caso, pero no quería ceder, el alimento faltaba y estos gobernantes no se preocupaban por los aldeanos.

-¿Alguna vez se preguntó si los aldeanos comenos bien? Nunca hay maiz en nuestra mesa, tenemos que salir a cazar nuestros propios alimentos, mientras ustedes tienen mucho de bajo de ese domo mágico- dije cansada- ¿Cuándo se preocuparán verdaderamente por Mewni? -

La princesa y la reina se vieron. El Rey prefirió retirarse.

-Pide perdón por haber robado lo que es nuestro -Volvió a pronunciar la reina-

-Jamás- enfadada-

Sapotoro y los demás monstruos se agacharon y pidieron perdón, pero yo no podía rebajarme de esa forma.

Solo una aldeana más [STARCO]Where stories live. Discover now